Me llega todos los meses el newsletter de "Crianza" de Laura Gutman.
La conozco a ella, me gustaron muchísimo sus dos primeros libros "La maternidad y el encuentro con la propia sombra" y "Puerperios y otras exploraciones del alma femenina", creo que describe hermosamente bien las sensaciones y vicisitudes que transitamos las mujeres en esos tramos.
También me pasa que no acuerdo con algunas posturas que sostiene, a mi gusto un poco rígidamente, pero está bien, cada uno es como es y vale.
Quiero copiar aca el newsletter de noviembre porque me parece un mensaje "buenísimo, claro, contundente y jugado", asi le puse en el mail que le mandé a Laura agradeciéndole estas palabras.
Muerte en la cuna
Cuando se desparrama la noticia por la “muerte súbita” de un bebé, el miedo a lo impredecible y la falsa aseveración de que esa posibilidad es “aleatoria” -es decir que le puede ocurrir a nuestro bebe en cualquier momento- se apodera de nosotros, con la idea fortuita de que dependerá de la buena o la mala suerte que tengamos.
Sin embargo las cosas no son así. La “muerte súbita” está mal nombrada. Tendríamos que llamarla “muerte en la cuna”. Para ser más exactos, habría que denominarla: “muerte en la cuna mientras está solo.”. No hay bebes sanos que mueran súbitamente en brazos de una persona maternante. Discutir si es mejor hacerlos dormir boca arriba o boca abajo, refleja la espantosa ignorancia que los occidentales compartimos sobre el universo de los bebes. Lo único a investigar es si los bebes duermen solos o si duermen en contacto completo y absoluto con otro cuerpo humano.
Toda cría de mamífero de cualquier especie sabe que no puede ni debe estar sola, porque queda expuesta a los depredadores. El bebe humano sabe exactamente lo mismo, por eso usa sus dos principales herramientas para su supervivencia: el llanto y la succión. Ahora bien, si después de llorar y llorar y llorar, ningún adulto acude a salvarlo...porque “tiene que acostumbrarse a dormir solo”, aparecerá la resignación y la dolorosa certeza de saber que está solo en este mundo.
Luego, en su afán por ser amado, reclamará presencia y contacto corporal de múltiples maneras: enfermándose, llorando en momentos inadecuados, lastimándose, no aumentando de peso, deprimiéndose…hasta que una noche…en medio de un profundo silencio, decide no despertar más.
¿Y qué hacemos los hombres y las mujeres decentes y bien pensantes? Le decimos a la mamá que vuelva a trabajar pronto, que sea fuerte, que no afloje, que no se rinda, que la queremos, que sea valiente, que se ocupe de sí misma, que tenga garra, que luche, que siga adelante.
Mientras expulsemos a todas las madres del recogimiento y el silencio de la maternidad y mientras sólo las reconozcamos en los ámbitos públicos o exitosos, seguiremos siendo todos responsables por cada bebe que decide partir, harto de soledad, quietud y frío.
Laura Gutman
Me urge aclarar que no acuerdo con las generalizaciones, con lo cual no diría que esto vale para todos los casos. Lo que me gusta y me conmueve de este escrito es la convicción con la que Laura Gutman logra transmitir la importancia y la necesidad del apego cuerpo a cuerpo, emoción a emoción, fusión madre-hijo, en la crianza de los bebes.
Me ha dejado sin palabras. Sobre todo el último párrafo, sobre todo el último. Cuántas verdades ocultas y cuántas mentiras oficiales circulan por el mundo.
ReplyDeleteA mí los médicos me dan miedo, siempre me han dado miedo, no confío en ellos, les detesto incluso. Un motivo como otro es este fragmento que reproduces. Me pregunto ahora con angustia si no dejé demasiado tiempo solos a mis hijos cuando eran bebés.
Muy bueno el texyo, sobre todo como dice al comienzo, uno escucha algo y se arma una bola de nieve alrededor...No habia pensado eso de que es solo en la cuna, interesante, de terror pero interesante.
ReplyDeleteUn beso.
Moni.
Ximena, me parece un poco ... no me gusta utilizar la palabra fuerte pero si arriesgada la posicion de Laura con respecto al tema de la muerte subita pq claramente expone la falta de contacto corporal o fisico como causa de la muerte y por ende responsabilidad de la madre " desapegada " o algo asi .. demasiado atrevido e incluso irrespetuoso también , con ese criterio todos los niños deberian dormir con sus mamas, aclaro que soy partidaria de traerlos a mi cama, dormir con ellos cada tanto y de no dejarlos llorar solos en la cuna, pero es una carga demasiada pesada la que Laura G en su escrito deja recaer sobre las madres que han sufrido y pasado por esa experiencia. No se, lo escribo pq no me sentí bien despues de leerlo.
ReplyDeleteHola Xime, a mí tambien me llega el newsletter, me parecio demasiado drástica la verdad, su postura, no la comparto. Muy fuerte, para mi gusto, se pasó. Trata de madres desalmadas a aquellas que han perdido a sus bebes en la cuna, es como que cierra todo ahí. Y ojo q estoy super de acuerdo con la importancia del contacto, de las caricias, mimos, juegos con nuestros hijos, pero no me gustó este news.
ReplyDeleteBueno, esto es todo, besos x ahi!
Bea.
leí la maternidad y el encuentro con la propia sombra y me gustó mucho, de hecho lo recomiendo o lo regalo a mis amigas/hermanas embarazadas. pero me pasa con esta autora que tiene una posición bastante "estricta" acerca de algunos temas. no sé si será muy religiosa. tal vez sea por eso. la muerte de un hijo es un tema demasiado desgarrador como para tratarlo con esta dureza. tengo 3 hijos, los he criado muy amorosmente, durmiendo conmigo cuando lo necesitaron, llenos de mimos y abrazos; y también me he tenido que ir como tantas otras madres, a laburar, a llevar al médico o al jardín a mis otros hijos y he tenido que dejarlo en casa, calentito y cuidado por la persona que elegí para que me reemplace. podría haberme pasado, y seguramente no hubiera sido porque mi hijo estuviera en las condiciones que laura expone al final de su relato.
ReplyDeletemuy chocante para mi gusto.
bes xime. Bruna.
¿Cómo se inscribe uno al newsletter??
ReplyDeleteMuchas Gracias
Este texto de Laura Gutman(por cierto, con un título bastante desagradable y alarmista) carece de fundamento científico: se trata de una impresión personal que, además, sólo puede producir en una madre inadvertida, o poco reflexiva, ansiedad, inseguridad y miedo (los cuales, por cierto, sí pueden interferir, y bastante negativamente, en el bienestar de su hijo). Por todo ello, creo que su autora se limita a especular con asuntos sensibles, sin más armas que el sentimentalismo y el uso gratuito de conceptos elevados (malos consejeros a la hora de criar y educar a un niño).
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