Wednesday, November 28, 2007

Tiempo de mujeres

Del libro de Mariam Alizade, "Tiempo de Mujeres":

La femineidad
La femineidad es un elemento psíquico, una propiedad que se transmite de generación en generación con ciertas características universales.

Todos los seres humanos poseen, en su psiquismo, aspectos femeninos y aspectos masculinos. Las dos posiciones básicas - masculina y femenina - son ejes fundamentales en el funcionamiento mental y ambas están presentes en distintas proporciones en hombres y mujeres, de la misma manera que todo ser humano posee hormonas masculinas y femeninas. La femineidad habita con el hombre y la masculinidad con la mujer. El ser humano se enriquece en el ejercicio de ambos componentes. Cuando la femineidad o la masculinidad se hipertrofian, los resultados son negativos: vulnerabilidad extrema para la femineidad y excesiva dominación para la masculinidad.


La femineidad y la masculinidad son formas de sentir, de actuar, de pensar. La armonía mental requiere que la mujer, por femenina que sea, también ejercite cierta masculinidad, así como el hombre cierta femineidad.


La femineidad se asocia con el aspecto maternal de una mujer y con su capacidad de espera. Está vinculada al "ser", al "estar ahí", presente, dispuesta, firme. En la femineidad reside un enorme poder, una enorme influencia. Es un poder no convencional, muy lejos de la idea común de poder económico o social. Es un poder de un orden diferente: poder de transformar, de convertir lo negativo en positivo, de crear.

Las mujeres en pleno florecimiento de la femineidad son delicadas, mansas, creativamente activas, y requieren cuidados para expandirse y ejercer el natural potencial de dar, engendrar, ofrecer.

El deseo de agradar, de "procurar felicidad al semajante", sobre todo si se trata de un ser amado, ocupa un plano principal. Orgullosas, las mujeres hacen "donación de si" por amor a... Este movimiento, esencialmente femenino, es engendrador de vida en su más sublime sentido. Las mujeres se expanden hacia la vida, hacia los otros.

Es importante que los hombres también ejerzan cierta femineidad, sin temor a femineizarse, y ofrenden a las mujeres ternura, atenciones, fidelidad.

Cuando un hombre ignora (por infantil, por miedoso) el tesoro de la femineidad de su pareja, esta ignorancia le impide cultivar el jardín del buen amor. Lo mismo sucede cuando una mujer rechaza su femineidad. Compite entonces con su hombre, lo maltrata, lo menosprecia. El combate entre el hombre y la mujer inhibe todo posible movimiento de amor y recíproco cuidado.

La magia aflora cuando una mujer femenina con buen manejo de su parte masculina se alía a un hombre masculino que acepta su parte femenina: entramos en el campo del equilibrio y en los territorios más propicios al desarrollo de vivencias de plenitud.

La vida, en su enorme despliegue y en su vastedad, admite fenómenos difíciles de entender. La tarea humana positiva consiste en paliar, acompañar, prevenir, y no en condenar o castigar innecesariamente. Antes que hombres o mujeres, se es un ser humano. Esta condición existencial debiera ocupar un lugar principal para hacer valer el universal derecho humano al respeto. Este respeto acepta las formas sexuales, muchas veces complicadas, que una persona adopta en su vida íntima erótica, siempre y cuando no se dañe a un semajeante, y se sostenga el nivel ético en la cotidianidad de la vida.


El cuerpo femenino.

El cuerpo de mujer es un cuerpo misterioso. Cuando el vientre se abulta, al cabo de un tiempo emerge de entre las piernas un nuevo ser. En los albores de la civilización, no se conocía la relación entre maternidad y fecundación. Todo era misterio. Este misterio quedó adherido al sexo femenino: la conmoción del parto, los dolores, la sangra periódica, la lactancia, los flujos, los abortos, las muertes de los fetos y de las madres parturientas convertían a cada mujer en el escenario de sucesos trascendentes, impactantes, incomprensibles. Vida y muerte se entrelazaban sobre los cuerpos de las mujeres.


La maternidad fue ensalzada como función, la gran madre poderosa ocupó un lugar de influencia en la familia.


En cambio, la mujer madre común cotidiana, el ama de casa, la criadora de niños fueron desacreditadas. En esta oscilación entre lo grandioso y lo desprecible, la mujer no lograba un lugar social equilibrado.


El cuerpo de mujer contrasta con el masculino: entero, musculoso, fuerte, con un órgano viril potente que entra en erección. Cuerpo que no se dobla ni desdobla en el trabajo de gestar a un niño, cuerpo unificado, penetrante. El llamado "sexo fuerte" posee, domina, triunfa. El imaginario social suele vender esta imagen.


El cuerpo humano no es mera biología ni fisiología: la civilización, los siglos de cultura envuelven a ese primer cuerpo en capas de emociones, sensaciones, afectos, sentimientos, erotismo, palabras, valores sociales, valores éticos. La vulnerabilidad del recién nacido, su receptividad y entrega se parecen a "lo femenino": fragilidad, dependencia de, pasividad... Forzando los conceptos, se puede decir que todos nacemos en femenino y que la masculinidad es una adquisición posterior.


El recién nacido recibe una serie de envolturas de calor, ternura, murmullos, caricias, sensaciones varias. Inmerso en ese campo de corporeidades tanto positivas como negativas (no todo es siempre amor y tibieza en los inicios de la vida de un bebé), su cuerpo se va desarrollando."


A Mariam Alizade la conocí en la época que hacía mi formación psicoanalítica, es una mujer muy piola, abierta, inteligente. Este libro es re interesante. Otro buenísimo de ella es "Lo positivo en psicoanálisis".

algunos cierres

La semana pasada fue la presentación del libro "Hijos sin dios", estuvo re linda, mucha gente querida, amigos, familia, acompañantes de vida,

hubo alegría, reflexión, buenas ondas, paz y amor,

Gracias a todos....

(Los que nos acompañan en la foto son Julián Gallo y Andrea Majul, quienes amorosamente hablaron de nuestro libro)

Anoche me sentía muuy cansada y abatida, tuve dos situaciones difíciles con los chicos, uno se sintió perdido en la plaza y se angustió un montón, el otro se dió un golpazo en la cabeza y lloró tanto que me impresionó. Cuando ellos se durmieron me acosté en mi cama y me puse a mirar un poco el libro, me hizo bien releer el capítulo de cierre que escribí. Pensé en mi blog medio abandonado y se me ocurrió que sería lindo copiarlo acá, donde elaboro y comparto tantas cosas.

Después llegó Ale, me hizo una comidita y me fuí a dormir, "mañana será otro día" decía mi abuela los días difíciles y asi es, hoy no es ayer y acá estoy con ellos dando vueltas mientras intento escribir un poco.


Estos tiempos de fin de año nos agarran a todos cansados y son exigentes en general, con cierres, compromisos, despedidas, balances y demás. También son luminosos, con aires de expectativa por el descanso que se viene, el corte de rutinas, las ansias de nuevos comienzos. Me encantan las épocas de fiestas, tiempos libres y deseos renovados.

Volviendo al libro, copio el capítulo:

Cierre de Ximena

Propuesta Final: Un desafío con intención

A todas las parejas que ahora son madres y padres entregados al arte de criar hijos en libertad, dándoles el lugar de personas sabias y sensibles desde el primer momento, con todas las exigencias que esto trae, quiero proponerles que pongamos la intención en no perdernos como parejas amorosas y amantes. Esto también es parte de lo que queremos transmitirles a nuestros hijos, enseñémosles a defender los amores sobre todas las cosas.

Con la llegada de los hijos la desestructuración que sufrimos las parejas es enorme. Se corren grandes riesgos de dejar en el camino lo que hizo que llegáramos a querer armar una familia. Hay que pensarlo casi como un trabajo más: tenemos que cuidar nuestras parejas, armar estrategias y pedir ayudas para no quedar estancados en una relación gastada por los nuevos requerimientos que los chiCos traen.

Otra cosa: es fundamental prepararse para recibir a los hijos cuando están en camino. Los trabajos de reflexión y preparación física durante el embarazo son muy contenedores en esos momentos de tanta expectativa.

El tiempo del puerperio nos sumerge en una dimensión intensa y desconocida, nos desorganiza el sistema de vida que teníamos hasta ahora lo cual asusta, intranquiliza y muchas veces se hace difícil de transitar.

Las épocas de crianza requieren preparación, reflexión, lecturas, posibilidades de compartir las experiencias propias con las de otros, es decir, espacios de elaboración de todo lo que surge y sucede con la llegada de los hijos. La calidad de vida que se logra estando más capacitado para atravesar ciertas vivencias es mucho mayor que la que se tiene creyendo que podemos ser eficientes, comprensivos, amorosos y tolerantes porque asi debe ser o porque creemos que la espontaneidad es suficiente. No lo es. Es necesario darse cuenta de que no sabemos ser padres y madres, que lo vamos aprendiendo en la medida que lo experimentamos, que es lógico que nos desbordemos, nos angustiemos, enojemos y pelemos, ya que estamos creando la obra más importante de nuestras vidas: en esos momentos las pasiones se desatan y pueden generar potentes terremotos. Procesar, pensar, entender, conectarse y elaborar todo lo que trae el nacimiento y crecimiento de los hijos puede hacer de la crianza una experiencia expansiva alucinante.

Es un desafío de nuestra época ser padres y madres conectados sensualmente con la vida, con el presente, con las pequeñas cosas que nos dan sentido, y enseñarles a nuestros hijos a vivir en esta frecuencia. Es lo que nos va a permitir evolucionar como sociedad y construir un mundo mejor, en el que todos seamos responsables de nosotros mismos y capaces de defender como valor principal el amor guiándonos en cada decisión que tomemos.

Cierro este libro con la satisfacción que da la sensación de proyecto cumplido. Con el sueño hecho realidad de haber escrito un libro juntos, con Alejandro, y que la experiencia haya sido tan enriquecedora. Con el bienestar y la tranquilidad que siento frente a las preguntas e inquietudes de mi hijo Andrés en pleno despliegue de sus primeros cuestionamientos existenciales, muchos potenciados por el nacimiento de su hermano Bruno. Me encuentro feliz de poder acompañar a mis hijos en estos procesos sintiéndome interesada, preparada y deseosa de recibirlos, otro sueño hecho realidad.

La escritura de este libro me trajo muchas cosas buenas, lo termino conmovida, agradecida a la vida y haciendo todo lo posible por no perderme ni un poquito del disfrute que trae. Estoy muy entusiasmada con el universo que se me abrió a partir de la llegada de mis hijos a este mundo, en el que encontré el sentido existencial que siempre busqué, un sentido que surgió al ver a los chicos como el material precioso que son. Encuentro una misión en trabajar para que muchos puedan registrar cuánto tenemos en nuestras manos cuando criamos hijos, qué responsabilidad asumimos si lo tomamos como la gran tarea que es. Siento el deseo de ayudar y acompañar a padres y madres en tiempos tan intensos y trascendentales, me interesa aportar desde este comienzo el cambio social que siento que estamos necesitando: personas adultas amorosas, a cargo de si mismas, en sintonía con sus emociones y a favor de la vida tal cual es.

Tuesday, November 20, 2007

El bebito nadando en mi panza

Estoy encantada con el cuadradito que logré añadir a mi blog, ese que muestra el desarrollo del bebito en la panza y te dice cuántas semanas y días hace que ya está creciendo, o que le faltan para nacer. Me lo copié de varias madres bloggeras embarazadas que lo tienen en sus blogs, tardé un montón en lograr ponerlo como corresponde en el mío, pero al fin pude y estoy chocha.

Es una representación perfecta de mi sensación actual, la vida cotidiana avanza, todo sigue como va siendo, y junto con ella la presencia cercana y permanente de ese sercito que se está incorporando en nuestras vidas, sobretodo y principalmente en la mia.

Ese bebito "nadando en la bolsita" que tan bien se ve en el cuadrado es el que habita mi cuerpo.

Creo que me gusta tanto el estado de embarazo porque es un tiempo en el que el cuerpo predomina, se hace sentir con toda la fuerza, cobra un lugar principal. Una se siente puro cuerpo, sensaciones muy animales, cambios salvajes permanentes, 9 meses de pura y vertiginosa acción, me encanta...

y muchas otras cosas pasan a segundo plano.

Dice Clarissa Pinkola Estes en su poderoso libro de contacto directo con lo femenino:

"El cuerpo es como la tierra. Es una tierra en sí mismo.

El pecho en todas sus formas desarrolla la función de sentir y alimentar. ¿Alimenta? ¿Siente? Es un buen pecho.

Las caderas son anchas y con razón, pues llevan dentro una satinada cuna de marfil para la nueva vida. Las caderas de una mujer son batangas para el cuerpo superior y el inferior; son pórticos, son un mullido cojín, asideros del amor, un lugar detrás del cual se pueden esconder los niños.

Lo importante desde el punto de vista salvaje es si el cuerpo siente, si tiene una buena conexión con el placer, con el corazón, con el alma, con lo salvaje. ¿Es feliz y está alegre? ¿Puede moverse a su manera, bailar, menearse, oscilar, empujar? Es lo único que importa".


Hoy lo vimos a Felix en la eco, ¡¡impresionante!!, cada vez que hacemos una eco nos maravillamos de la posibilidad que nos dá vivir en esta época, verlos asi desde tan chiquititos es hermoso, conmovedor, un regalo de la vida.

Monday, November 19, 2007

Soy una mamá canguro

Me siento una mamá canguro, últimamente voy con ellos a todos lados, estoy con menos ayuda extra y más complicada que nunca en ese sentido. Me preocupo, me angustio, cancelo cosas, cambio horarios, dejo mucho por hacer y estoy con los chicos, y estoy con los chicos, y estoy con los chicos. Extenuada y feliz. Agotada porque me canso y no tengo tiempo de hacer mis cosas, y contenta porque el contacto se vuelve muy fluído, muy íntimo y cercano. Mucho más que cuando entro y salgo, trabajo, vuelvo y estoy un rato y hacemos algo y me voy y trabajo otro rato y vuelvo... y asi. Esto de estar con ellos sin parar es bastante exigente pero está muy bueno.

Cómo manejar nuestros tiempos y dedicaciones es todo un tema de mujeres madres, mujeres que tenemos mucha vida propia, que hacemos cosas, que nuestros intereses son demasiados y siempre estamos buscando y encontrando más, pero/y también tenemos hijos y los críamos de cerca y nos sentimos canguras con bolsitas en las que nos caben todas nuestras crías, y disfrutamos de los detalles y hasta del cansancio de la rutina de los niños pequeños.

Con los más chiquitos es empezar y volver a empezar mil veces, tienen un tiempo circular y les encanta ser acompañados en eso. Me pasa con Brunito que es capáz de proponerme jugar a que esconde su chupete en mi remera tantas veces, y que lo encuentra y lo hace desaparecer y lo vuelve a encontrar y en cada aparición se le ilumina la cara como a un solcito de pleno verano.

Con los más grandecitos es querer responder a las ocurrencias y descubrimientos permanentes y ver cómo disfrutan cuando nos ponemos a su altura y los seguimos en sus vicisitudes de cuestionamientos, imaginación y juegos que no se terminan nunca. Asi es como Andi no para de querer jugar a que contamos cuentos, uno empieza y el otro sigue y pasamos por las más diversas situaciones y es feliz cuando inventa y yo me río y el cuento va para donde él quiere.

¿Cómo hacemos las mujeres que queremos ser madres protagonistas en la crianza de nuestros hijos?, ¿qué inventamos, qué dejamos, con qué nos quedamos?, ¿cuánto podemos decidir, en qué momentos?, ¿elegimos, qué ganamos, qué perdemos?, ¿quedamos absorvidas por la situación sin poder reflexionar?, ¿disfrutamos, padecemos?, ¿nos resignamos y ahí vamos juntando nuestros pedacitos?, ¿vivimos el desafío permanente intentando encontrar soluciones cada vez más satisfactorias para todos?, ¿nos frustramos y nos angustiamos?, ¿un poco de todo como en la vida misma?

Lo cierto es que estos días me doy mucho cuenta de que es muy distinto tener niños mayores de 4 años que bebitos o deambuladores. Con un chico que ya habla claramente, sabe expresar sus necesidades, tiene conciencia de que el otro es otro, puede entender que muchas veces hay que esperar, se logran hacer muchísisimas cosas e incluso se disfrutan, cosas que ni por casualidad son posibles con bebitos de uno o dos añitos, ni con los rebeldes e impulsivos de alrededor de los 3. Hablo en términos generales, obvio.

Sirve para pensar que el tiempo más exigente dura muy poco, y que si incorporamos esta dimensión tal vez las renuncias y las entregas que requieren los inicios de crianza no sean tantas en realidad, sobretodo si consideramos lo valiosos que son estos primeros años de contactos y vínculos satisfactorios.


Entre otras cosas, ni yo sabía que me podía poner a cocinar formitas de filet de merluza caseras a las 11.30 hrs. de la noche y disfrutarlo, y sí. Y me voy sorprendiendo con cosas y cositas de esta cotidianeidad que está siendo asi sin haberlo decidido concientemente.

Claro mis compromisos profesionales se están viendo más que amenazados, pero por suerte hay abuelos que me pueden ayudar y que en los casos de urgente necesidad dicen "presente" a full.

Mañana es la presentación del libro con lo cual hoy me hicieron un par de entrevistas telefónicas, en una de ellas Bruno aprovechó para subirse a la mesa y tirarse un yogurt entero encima, en la otra ambos saltaron ininterrumpidamente en mi cama hasta que el llanto por un gran golpe que se dieron detuvo el juego y la entrevista, pero ahí vamos...

Tuesday, November 13, 2007

De todo un poco

Me encanta leer cada tanto alguna página de esas que dicen qué va pasando con el bebe en la panza de la mamá semana a semana.
Con Andi seguía más de una y las leía más de una vez por semana, me sabía de memoria los cambios y adquisiciones del feto asi como los cambios esperables en el cuerpo de la madre. Con Bruno aunque sea una vez pero seguro todas las semanas las miraba. Con Felix cada tanto tanto espío algo sobre embarazo y vida fetal. Hoy entré y dice asi:


Semana 20:

Bebé: se succiona el pulgar. Mueve vigorosamente los brazos y piernas. Se desarrollan en el cerebro las áreas de los sentidos (gusto, olfato, oído, visión, tacto). Crece en forma más lenta. Tu bebé mide 20,3 cm y pesa 350 gr.

Mamá: se extiende el saco amniótico hacia afuera y se llena la cavidad uterina. Todo el útero crece y tu abdomen se ensancha cada vez más.

Sugerencias: para evitar la aparición de várices caminá frecuentemente.

Y así es, el bebito de la panza empieza a hacerse sentir y cada día lo logra un poco más.
Si hay una sensación maravillosa en esta vida es la del bebe moviéndose en la panza, me encanta, pero me encanta mucho, me inunda de amor y de alegría, me ilumina la vida, no puedo creer que exista un fenómeno asi, y juro que no exagero. Es una sensación tan animal, tan directa, tan poderosa, es como dice la canción de Luis Alberto, es sentir tener "el mundo entre las manos".

Claro que con Félix es tan distinto todo, tenerlo a Bruno tan chiquito me hace estar muy apegada a él todavía, y este embarazo se me hace más exigente de llevar, Bruno todavía necesita mucho upa, subir, bajar, cambios de pañal, juegos de bebe y la panza crece y pesa. Pero de repente estoy en otra y siento al pececito en mi panza y me alucina y nada me parece tan difícil cuando contacto con este poder que tenemos las madres de dar amor, tanta capacidad para alojar y sostener y entregar.

Y para los que me dicen que tengo una actitud infantil frente a los fenómenos que describo como tan maravillosos, aclaro: no digo que sea fácil, ni que no sea agotador y a veces angustiante sentir todo lo que entregamos en la tarea de criar hijos, no se me pasa que es muy exigente y genera conflictos y hay pérdidas y sensaciones ambivalentes. Y también me quejo y me canso y a veces lloro y no sé cómo seguir.

Pero sí me pasa que lo que predomina en mi es sentir la grandeza de la vida desplegándose alrededor nuestro y que ver crecer a los chicos supera cualquier dificultad, como ahora que Felicito se mueve en mi panza, y Bruni juega cerca mio mientras yo escribo, y Andi se fue feliz al jardín con su papá que lo lleva enamorado, y me parece que la vida es perfecta.

Hacía poco que nos conocíamos, fue en Octubre del 96, Ale escribía unas columnas buenísimas para la Revista La Maga, hoy y muchas veces me acuerdo de una que especialmente me enamoró, ahí vá:

¿Te parece poco?

Sí, pasamos, y nos vamos, y no hay otra vida, ni reencarnación, ni pertenecemos a ningún signo zodiacal que nos ampare o explique, y no quedará nada de nosotros, ni una sombra, ni una huella, tal vez un efecto sobre otros, pero ese efecto será parte de ellos y no una manifestación nuestra, porque aunque alguien nos recuerde no estaremos y su dolor al extrañarnos nada tendrá que ver con nuestra existencia agotada.


Pasamos y ya está, no hay nada más allá de estos tres días en los que con suerte estamos juntos y nos conocemos un poco, y llegamos en algunos casos a querernos con una fuerza y una decisión que hace que nos parezca inmerecido ese final absoluto, total, sin apelación posible, pero es así, y no querer verlo es actuar de mala fe, es engañarse, es mentirse, es cobardía, es falsedad, es ser todavía un niño que niega que los aspectos duros de la existencia sean plenamente reales.

Pero lo son, y nadie nos preguntó nada, nadie nos consultó, como tampoco se nos consulta para preguntarnos si queremos desear una cosa u otra -simplemente la deseamos-, ni para preguntarnos si queremos enamorarnos de tal persona o de tal otra -simple, complejamente, nos enamoramos y ya está-, ni para saber si nos parece bien o no que existan las cosas que no queremos aceptar, el hambre, la injusticia, el abuso del poder, la mezquindad, porque todas esas cosas son partes irremplazables de la existencia y nada ni nadie, ninguna actitud, ningún esfuerzo, podrán eliminarlas, ni hacerlas retroceder ni aplacarlas, porque el movimiento de la realidad de la vida es básicamente un caos que no oye razones, y la razón una mera cataplasma posterior, aplicada por la voluntad o la negación pero nunca factible de ser sostenida al punto de eliminar el movimiento de la vida que sigue su propio impulso y no nos consulta.

El principal obstáculo para que algo similar a la filosofía pueda desarrollarse en nosotros es nuestra propia incapacidad para ver la verdad de las cosas. La idea de que la realidad debe ser corregida no es como suele creerse una oportunidad de producir experiencias interesantes sino en primer lugar una justificación para sostener un sinnúmero de falsedades, y en segundo lugar una forma de esquivar el trabajo de reconocer la realidad posible y participar en ella. No nos engañemos, sepamos pensar, avancemos, inventemos en la medida de lo posible, cosas reales, que tengan que ver con querer esta vida que se nos ofrece y no estén siempre basadas en un rechazo supuestamente fructífero pero en los hechos miserable e impotente.

Y para esto, mal que nos pese, es necesario aceptar lo que aceptar no querríamos, conocer el movimiento que está destinado a borrarnos y a hacernos padecer, que es el mismo sobre el cual es necesario montarse si realmente queremos producir esas cosas que decimos querer producir, porque todo hacer y querer es parte de esa violencia creadora fundamental de la vida y no consecuencias de un rechazo indignado.


¿Entonces no hay nada más que esta existencia desordenada, caótica, tan involucrada con el mal, indiferente? No, no hay, ¿te parece poco? ¿Necesitás algo más? ¿Esperabas a alguien
? A ningún amparo puede apelarse.

Revista La Maga, 1996.

Monday, November 05, 2007

preguntas

¿Por qué algunas madres y padres están tan apurados en sacarles pronto los pañales a sus hijos?

El control de esfínteres les corresponde a ellos, es un control que no nos pertenece a los adultos, los chicos solitos lo deciden y nos piden ayuda cuando están preparados y listos para ir al baño y es en ese momento cuando seguro desearán hacerlo.

Puede tener malas consecuencias exigirles que controlen precozmente si todavía no están maduros para hacerlo, en cambio esperando el momento adecuado seguramente será una adquisición bien lograda para toda la vida.

¿Por qué esa tendencia a querer que los chicos crezcan pronto y se comporten como grandes antes de tiempo, antes de poder hacerlo naturalmente, antes de haberse cansado de ser niños?.

Claro los pequeños dan trabajo, es una exigencia atroz, hasta que logran entender peligros, incorporar modales, esperar tiempos, reconocer momentos, ¡qué niveles de demanda!


Pero qué pena que dan los niños adaptaditos, que dicen lo que hay que decir, que saben esperar cuando todavía no entienden de horarios y se duermen de aburrimiento, y tienen los ojitos apagados.


Cuando no paran de correr y de tocar todo, de subir, bajar, hacer ruido, pedir, probar, investigar, saltar, nos dejan agotados, pero basta que tengan una liñita de fiebre y estén un poquito decaídos para que querramos con toda el alma que les vuelva ese espíritu imparable y curioso que los caracteriza.

Brunito está en esa etapa más que demandante en la que todo es un desafío, un descubrimiento, una aventura, un deseo a cumplirse al instante.

Él vé diversión en los mismos lugares en los que nosotros sentimos peligros, prohibiciones, riesgos desmedidos, límites inevitables.

Andi no para de elaborar y preguntar acerca de la muerte, muy movilizado por el tema nos comenta y nos cuestiona todo lo que al respecto se le cruza por su cabecita, a veces angustiado, a veces preocupado, otras veces naturalmente reflexivo.

El otro día mientras se lavaba los dientes le comenté que su cepillo de dientes estaba deteriorado, que lo ibamos a tener que tirar y comprar otro. Me preguntó qué quería decir "deteriorado", le expliqué que no servía más, que ya no cumplía bien su función con los pelitos desgastados y abiertos, entonces él muy tranquilo me dijo "¿mami, es decir como murir?".

¿Hay algo más vital y que le dé más sentido a la vida que vivir cerca de niños pequeños?

Friday, November 02, 2007

LOS NIÑOS Y LOS LÍMITES

Un tema importante, que genera preocupación, conflictos, discusiones, ambivalencias y dificultades en la crianza de los niños es el de “los límites”.

¿Cómo mostrarles los límites a los chicos?, ¿los límites se enseñan, hay que imponerlos, la realidad los impone más allá de nosotros?, ¿los límites se van construyendo a partir de una suma de situaciones que los van marcando?, ¿somos los padres absolutamente responsables de que nuestros hijos encuentren los límites adecuados en el momento necesario?, ¿cómo les señalamos los límites sin ser arbitrarios, sin hacer abuso de nuestro poder de adultos?, ¿los límites se ponen y ya está?, ¿ciertos límites son asi porque si y otros merecen explicaciones?.

Estoy convencida de que puede tener tan malas consecuencias no lograr mostrarles los límites correspondientes a tiempo, como ponérselos excesiva y arbitrariamente. Una vez más la crianza nos convoca a practicar la artesanía de buscar y encontrar las formas y los equilibrios justos.

Me gusta más hablar de señalar, mostrar y construír límites, que de poner o marcar límites.

Hay momentos en el desarrollo infantil en los que es bueno que no se reconozcan límites, asi como llega el tiempo en el que es necesario que los tengan incorporados. Es un pasaje que hay que hacer desde la sensación de omnipotencia ilimitada del bebito cuando nace, al reconocimiento de la realidad del niño que ya tiene la estructura psíquica para reconocer las limitaciones de la vida. En este tránsito de un estado a otro hay distintas y varias opciones, formas, tiempos, posibilidades, reconocimientos que habrá que ir haciendo en la medida en que los chicos van creciendo y accediendo a la posibilidad y a la necesidad de encontrarse con esos límites.

Es un desafío para los padres: cómo acompañar correctamente y con amor a nuestros hijos en este camino de reconocimiento de la realidad del mundo en el que vivimos.


Ser concientes de la dificultad que también para los adultos conlleva el encuentro de los propios límites puede ayudarnos a reflexionar e iluminar zonas oscuras. Estamos a cargo de algo que muchas veces no manejamos tampoco del todo bien con nuestras propias limitaciones, no es tan fácil tener claridad, convicción y dominio de nuestra necesidad de límites, por carencia o por exceso. Hay que tener mucho cuidado en el manejo que hacemos con nuestros hijos, tanto con la puesta como con la falta de límites.

Sirve pensar la incorporación de límites como una adquisición que los chicos irán haciendo con nuestra ayuda. Los padres somos responsables de guiarlos en este camino de reconocimiento.

Límite es extremo, raya, línea, marca, tope, comienzo o final de algo, decisión, elección, pérdida y encuentro, frontera, realidad.

Estos días estuve releyendo un libro que me ayudó a pensar este tema, cito:

“Cuando las “personas grandes” no inscriben a las “personitas” en el mundo tal como es – es decir, a veces frustrante y difícil de conquistar -, ¿cómo el niño no va a tener el sentimiento de ser el demiurgo que hace girar a su alrededor al mundo y a los adultos?


Imposible para el niño medirse con las cosas, porque ilusoriamente todo se pliega por anticipado a su antojo. ¡Cuando el mundo lo toma por dios, el niño se aburre! El mundo lo priva del descubrimiento de sentirse pequeño y de la alegría de jugar al mago.

Si nada se le resiste, ¿con quién identificarse? ¿Cómo diferenciarse del mundo si el mundo no se diferencia de él? Esta situación, mientras dura, demuestra ser poco estructurante. Poseer ilusoriamente las claves de los adultos y del mundo significa no medirse nunca con algo más competente que uno, no intentar nunca desear y realizar algo como el otro o claramente mejor, o de otra manera; emprender, equivocarse, reintentar, fracasar y luego tener éxito. Aprender a desear, actuar, hacer y deshacer, y ocupar un lugar en el mundo.

Si el mundo nunca ofrece al menos un poco de resistencia al niño, y el prójimo siempre le baila al compás, o bien le impone el abominable apremio de un acuerdo absoluto, entonces el mundo ya no existe. Todas las cóleras del niño significan, a sus ojos – como a los ojos del bebe que fue – que él tiene el poder absoluto de destruir el mundo, dado que tiene el de crearlo.


Encerrado en la ilusión infantil de manipular a los adultos como si fueran títeres, al niño le cuesta tornarse autónomo en su propia existencia. Todopoderoso para crear el mundo, es al mismo tiempo impotente para descubrirlo y actuar sobre él, para crecer e inscribirse en él.

Porque crecer, para los niños, pasa precisamente por descubrir que el mundo no gira al compás de sus afectos ni según su mero deseo y carpricho, ¡salvo en sus juegos!

No siempre es tan sencillo aceptar las rabietas, la desobediencia y los desbordes de los niños.
Si bien la impotencia es a veces penosa para el niño, que se siente un mago y no le gusta que el mundo se le resista, no por ello deja de ser el más poderoso motor para dominar el mundo, apoderaerse de las cosas y medirse concretamente con ellas. Jugar es medirse y probarse, y es también descubrir cómo hacerlo.


El juego con el oso, con los compañeros de la guardería, los conflictos y las identificaciones con los más chicos y con los más grandes que él, las fricciones con el hermano mayor y las paradojas de los padres, son las múltiples materias primas de la construcción del niño. Y el juego, actividad principal de la vida cotidiana de los más pequeños, metamorfosea todo esto. Es el eslabón lúdico entre la realidad y la imaginación, entre el mundo y él: el espacio de la construcción de sí en el mundo."


El libro es “El Oso y el Lobo” de Pascale Rosfelter, Ed de la Flor.