es un garrón para el barrio, para los chicos con los que ir a la plaza es un programón, para todos los que disfrutamos de su aire y sus árboles,
la gente de la zona está enojada por el tiempo que está durando este arreglo, y que qué están haciendo? y que cuánto van a tardar? ... y que... y que...
Hoy a la noche me asomé a mirar y la plaza está quedando realmente hermosa. El cambio que están haciendo es verdaderamente casi estructural, flores, plantas, arbustos nuevos, pasto, caminos, se ve venir algo lindísimo.
La plaza va a quedar buenísima y todos disfrutaremos por muuuuchos años de los beneficios de este arreglo que hoy, estos días, estos meses, nos perturban enormemente.
Lo cierto es que el cartel de obra avisa que va a durar 100 días,
que para el cambio que va implicar en el barrio tener una plaza cerrada, con guardia, con pasto sin cacas de perro, en el que tirar una lonita y hacer un pic nic sea algo posible, tocar la guitarra al aire libre, tomar sol, bien vale y se puede tolerar una temporadita sin hacer uso de la misma.
Sí, la verdad es que cayó en la peor época para ser cerrada, porque si hay una estación en la que la plaza más se disfruta es la primavera.
Los vecinos pasamos y todos medio a las puteadas con la obra, algunos más y algunos menos,
aunque sabemos y podemos reconocer que va a quedar buenísima por varias razones y que bueno...
En realidad lo que venía pensando cuando pasaba por al lado de la plaza, es el paralelo exacto que se me hizo entre la obra de la plaza y los vaivenes emocionales, por los que pasamos y tenemos que tolerar durante el transcurso de los procesos de curación psicoterapéutica.
Cuántas veces nos resulta un garrón que algunas de nuestras cuestiones que desde algún lugar sabemos por dónde pasan, tarden en acomodarse como quisiéramos.
Cuántas veces nos dan ganas de enojarnos con esos tiempos que llevamos invertidos en algo que va a venir, que está por llegar, que lo vislumbramos pero que sentimos que no llega cuando quisiéramos o necesitaríamos que llegara,
y no alcanza con saber que ya falta poco o menos que antes, porque igual nos resulta excesivo, largo y costoso,
y puteamos, nos enojamos...
Pero es que se están generando grandes cambios, cambios duraderos, sólidos, movimientos importantes de aspectos que se modifican,
modificaciones que se sostienen y crecen en la medida que le damos tiempo para desplegarse,
diferencias existenciales que queremos que se instalen pero que para poder hacerlo requieren de ciertas idas y venidas y vuelta a ir y volver a venir,
¡y qué frustración más de lo mismo!, ¿cuántas veces más mas de lo mismo?,
pero no es lo mismo,
son procesos, transiciones, movimientos, trabajo de siembra, de inversión, de resignación y aceptación,
de pasar por los mismos lugares varias veces con mínimas diferencias cada vez, pero que a la larga hacen a la diferencia fundamental.
bueno, eso pensaba en esta noche alucinante.
Xime: es durisimo atravezar esos momentos, pero hay que hacerlo. Cuando vas viendo los pequeños cambios y todo se acomoda o algo mas o menos parecido es como si te sacaran una mochila de 100 kilos de cemento de la espalda, el tema es que te van sacando el peso de a kilo por kilo. De todos modos se disfruta muchisimo esos cambios de cabeza.
ReplyDeleteUn beso grande y me agrada leerte tan seguido, aunque esa espera y ansiedad de esperar tu proximo post tambien estaba buena.
Moni
Ximena, ME ENCANTA tu blog. Me das un respiro de juventud, de sinceridad, de soltura que los siento muy hermosos y te lo agradezco.
ReplyDeleteTe felicito y gracias por compartirlo.
Un cariño,
Malala.
Muy necesarias las plazas, y muy necesario también reconstruírnos en ciertos momentos, aunque tome tiempo, aunque cueste.
ReplyDeleteBonita y profunda reflexión a partir de un hecho tan cotidiano.
me encantó la metáfora de la plaza en relacion a la psicoterapia. Gracias!
ReplyDeleteFlor