Del diccionario filosófico de Alejandro Rozitchner
(padre ejemplar)
Bebé: quilombito constante, gatito humano, tierno y dulce por momentos, imposible de sobrellevar por otros; ser humano en explosión vertiginosa; hombre o mujer apenas bocetado, delicadeza impúdica, pedorrrera y vomitante, suavísima y sutil; ejemplar humano de dimensiones pequeñas en estado de grave vulnerabilidad permanente, que impone su presencia a la atención del ambiente mediante llantos y desastres inminentes; animal pequeño, salvaje, dependiente en grado hiperlativo; gordote pequeño, luchador de sumo diminuto, buda de las cunas, viejo jovencísimo; arruinador de noches, sueño cumplido de mujeres plenas, víctima arrasada en parejas mal avenidas, complicador de hermanos y revivificador de abuelos; primer hombre nacido de nuevo en la familia, ser que repite la historia entera de la humanidad en un par de años veloces; expansión anímica dificultosa pero recompensante para padres entregados, abnegados, cuya renuncia los nutre aunque ellos por momentos crean que la están sobrellevando muy mal; estadio luego olvidado pero fundamental en el desarrollo de todos, forjador de sensibilidades, constructor de universos afectivos; resultado inevitable del amor sexual, concreción carnal del mundo resultante de la interacción entre un hombre y una mujer, ampliación de dicho amor hasta alcanzar estado de cuerpito baboso y volcado a las siestas breves.
capo
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