Casi sin quererlo se dio un encuentro espectacular, estuve con mis amigas de cuando era jóven, más jóven que ahora, es decir las de los venitipico, las del boliche, las noches eternas, las charlas interminables, las risas más fuertes y sentidas, tanto como las lágrimas, tanta intensidad y cosas por vivir.
Derrepente, como 10 años después todas tenemos hijos, todas somos grandes, crecimos un montón pero todas seguimos siendo nosotras.
Vernos ahí con los niñitos alrededor, mamaderas, chiches, risitas fue como un viaje alucinante.
Como dice Ale "los hijos son la mejor droga"
¡¡Chicas me encantó!! El miércoles repetimos.
Gracias a Meri que vino de Bariloche a traer rencuentros.
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