en qué estamos

Fiebre, mocos, toses por tres. Se cura uno y recae el otro y asi vamos hace unos cuantos días.

¡¡Quiero dormir más de dos horas seguidas!!, "¡porfi, porfi!" (como dicen ellos).

Nada de qué quejarse, todo dentro de lo normal y esperable. Agotador igual.

Y en estas circunstancias además de la abuela Hayde y los abus Julio y Silvi que ayudan lo más que pueden,

nos acompañan: los Power Ranger, Ben 10, Cars, Lumpi, Rito y Pooh, algún que otro Caillou, Pinki Dinki Doo, Poko yo... y otros.

Algunos me gustan más que algunos otros.

Se sacan y se ponen los disfraces creo que entre ocho y diez veces por día, sin exagerar.

Los autitos con caras y personalidades me encantan, cuido la colección como si fuese mia.

Ni hace falta decir que mis preferidos vendrían a ser Winnie Pooh y sus amigos obviamente. Lumpi, el elefante tierno y gracioso, me encanta cómo se ríe.

Rito el cangurito y su mamá Cangoo con quien me siento tan identificada, ella tan cariñosa y maternal, con su envidiable tono apacible que yo tantas veces pierdo sin querer.

El fenómeno Power no lo termino de entender ni lo pienso demasiado, lo que sé de esa historia es muy poco, lo que leí en un librito que compramos con Andrés. La verdad es que las pelis no las puedo seguir, tienen algo que me hace perder la concentración, aburrirme pronto o no sé qué... esos gritos, esos monstruos, esas caras horribles.

Y ahora que a Andi se le pasó un poco el influjo Power el que está a full con ellos es Brunito. Me la paso sintiendo que es chico para ver esas imágenes, ¿qué le pueden producir en su cabecita, qué entiende, qué siente, no se asusta?.

No lo sé, no quiero caer en la crítica vacía, ni en una mirada horrorizada del asunto, simplemente me lo pregunto ¿qué le generan?. En principio le encanta mirarlos.

¿Los segundos hijos van más rápido, queman etapas, cómo es la cosa?.

Con Andi a esta edad veíamos Barny, Baby Einstein, Bob el constructor.

Ultimamente Andrés introdujo un nuevo personaje llamado Ben 10. Ben tiene 10 años y le cae del cielo el Omnitrix (especie de reloj), mediante el cual él puede transformarse en 10 tipos diferentes de alienígenas, cada uno con sus poderes y características especiales. Cuando leímos la historia le comenté a Andi que Ben tenía la misma edad que la cantidad de personajes en los que se convertía, o sea, 10. Este comentario le encantó, lo repite siempre que empieza a contarle a alguien de qué se trata Ben 10.

Cómo son los chicos, me impacta a veces ver con qué cosas se entusiasman, qué comentarios se les graban, en qué se quedan pensando. Una maravilla, un mundo por descubrir.

Volviendo a la tira del momento, mi personaje preferido es Cuatro Brazos, que viene a ser un gigante rojo con 4 extremidades superiores. Tantas veces quisiera ser como él para poder hacer todo lo que hago con mayor capacidad de agarre. Cuando armamos personajes con bloques, o cuando hay que elegir cuál es cada uno, o a quién pintar o dibujar, los chicos ya saben, yo quiero ser Cuatro Brazos.

El tiempo, como los brazos, no me alcanza.

Tiempo, tiempo, tiempo... tiempo que a veces siento que no sé distribuír. Tiempo circular. Tiempo que es no tiempo en épocas de crianza, porque no hay tiempo que valga más allá de esta aventura increíble que se lleva mi tiempo, nuestros tiempos. Tiempo lindo, tiempo feo, tiempo acotado, tiempo reglado, tiempo cortito pero que pasa muy rápido. ¿Qué es el tiempo?. El tiempo que tenemos, el tiempo que nos falta, el tiempo en el que vivimos, el tiempo que hace que seamos quienes somos, el tiempo que nos lleva generar cosas, el tiempo que requieren ciertos cambios, el tiempo de los procesos, el tiempo que no existe cuando pasan cosas inesperadas, el tiempo en el que nos acomodamos, el tiempo de la vida. El tiempo que no alcanza cuando estamos enamorados para estar juntos todo el tiempo que quisiéramos, el tiempo en el que queríamos tener hijos, el tiempo en el que armamos una familia, el tiempo de vivir, de trabajar, de disfrutar. Cuántas veces el tiempo nos acompaña y otras veces vamos a destiempo...

... me iba a ir a acostar un rato y me puse a escribir...

y una vez más me voy quedando sin tiempo, o una cosa o la otra.