Friday, March 12, 2010

en plena adaptación


Estos días estoy presenciando tantas situaciones de lo más conmovedoras en la adaptación al Jardín de infantes de mi hijito más chico, que me siento como si estuviera haciendo un curso acelerado y práctico de comportamiento vincular adultos-niños en procesos de separación-individuación.

Desde las desgarradoras escenas de madres/padres que tienen que dejar a los niños llorando porque deben irse a trabajar o cumplir con algun horario estricto, sin poder atender a las necesidades del pequeño que es arrancado de los brazos de su salvador sin alternativa alguna. Por suerte de estas no abundan.

Hasta las graciosas situaciones en las que la niña no tiene ningún problema en quedarse en la sala y entra feliz de la vida sin tener muy en cuenta a su mamá, que espera afuera ansiosa que la chiquita salga a buscarla y como esto no sucede se acerca a la ventana para que su hija la vea y se acuerde de que la tiene que extrañar, y asi lograr terminar entrando a la sala ella también.

Pasando por todos los intermedios posibles y sus múltiples matices.

Los padres que se esconden y espían cual película de espionaje. Las madres que se enganchan en los juegos con los chiquis sintiéndose parte del staff de maestras.

Me resulta muy gracioso ver de pronto a un grupo de pequeños más interesados en ese padre con onda que les canta y les baila "un tallarín que se mueve por aquí... que se mueve por allá",
que en la propia maestra que no da abasto atendiendo a algunos otros rebeldes que intentan salir al parque cuando la propuesta es ir a tomar el desayuno a la sala.

Oscilo entre divertirme y angustiarme según los sucesos, los propios y los ajenos. Tengo una especial suceptibilidad en lo que a las manifestaciones emocionales de los niños se refiere.

Me conmueven los gestos de alegría y satisfacción y me vulneran las expresiones de tristeza temor o impotencia de los chicos.

Hay momentos en los que los veo tan chiquitos y necesitados de apego que los reasegure, y junto con eso la alegría de decir "chau mamá" sintiendo que pueden.

¡¡Qué proceso grosso y maravilloso es el crecimiento!!

Vivo en un mundo de sensaciones,
según los momentos y las circunstancias mi identificación va pasando por todos y cada uno de los personajes que jugamos la escena.

Puedo pasar de sentirme como el niñito que llora porque lo dejan,
como la nena desenvuelta que reparte galletitas a los amiguitos,
como el pequeño revoltoso que manotea y molesta a otro más apocado,
el que no le importa nada,
el que llora sin parar,
la que le da la mano a la seño como diciendo de esta no me suelto ni loca,
o la que se siente la maestra y acaricia al amiguito tal vez más grande que ella pero no tan seguro y tranquilo.

Me siento tanto como la madre embolada que aprovecha para leer sin mirar a nadie,
como la más sociable que se copa hablando con todos intercambiando criterios y experiencias,
como la que lleva el tejido y se entrega caseramente a la situación,
la que tiene paciencia y respeta los ritmos de cada uno,
la que sacada con la situación quiere salir corriendo de ahí con su chiquito, la que trae el mate, compra medialunas y comparte con todos su desayuno,
la que medio se burla de todos,
la que charla con la abuela que cuenta historias no solo de la nietita sino de la madre y hermanos de la nietita a quien acompaña...

Partes mias de todo tipo resuenan,
se conjugan,
se mezclan
y hacen una combinación tan explosiva que ando de lo más sensibilizada.


7 comments:

  1. Anonymous6:58 PM

    Mi Bruno está en ese proceso, en la salita de 2, y yo también, descubriendo el mundo del jardín de infantes. Qué loco el nombre, ¿no? Como si fueran plantitas que van creciendo. Adri O.

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  2. Hola qué tal? estuve viendo tu blog y tengo una propuesta para hacerte: 1, 2 , 3 , 4 euros por mes (Sin importar la cantidad de visitas que tengas) por colocar un pliego de publicidad.
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  3. Sí Adri totalmente!! justo el otro día pensaba en eso, besote y suerte con la aventura!

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  4. Que bueno cómo lo contás y vivís Xime, nos metiste dentro de la sala y las miles de historia que pasan y se tejen allí.
    Besos!

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  5. Ahí arranqué también salita de 2 con Lucesita. Bah... arrancó ella con su abuela y un poco su papá. Cuántas cosas vamos viendo en cada día y desprogramando lo programado porque los chicos nos marcan caminos distintos! Por casa, andamos explicándole a la abuela que la seño y la directora "sugirieron" que mejor vaya el papá y no ella.
    Xime, me encanta leerte cada etapa de Bruni a la par de Luz. Besotes!

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  6. También con Teo, el tercero más chiquito en sala de dos. Mis hijos jamás lloraron por ir al jardín, creo que están chochos de zafar por unas horitas de una madre que los cargosea y besuquea permanentemente. A mí igual me encanta la adaptación porque aprovecho para conocer a las mamás,abuelas y/o papás y como decís, chusmear un ratito qué hacen en el jardín´.

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  7. Anonymous8:23 AM

    Me encanto tu relato!! Yo tambien vivo en V. Urquiza y me encantaria conocer un jardin para mi peque de 2 años, donde se sienta respetado y contenido y donde a los papas no nos echen de la sala durante la adaptacion!!....estamos en la busqueda..

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