Friday, August 17, 2007

Partes de un cuaderno de notas del 2mil5

de esas cosas que fui escribiendo:

¿Cómo no querer tenerlo siempre pegadito a uno, cómo obedecer esos consejos anticuados de que si lo tenemos a upa va a ser un malcriado, cómo dejarlo en el moises si duerme mucho mejor acurrucadito entre nosotros?

A Andrés se le cayó el cordón recién a los 21 días porque nosotros le pasabamos el alcohol con tanto cuidado que no se le terminaba de secar.

Ahora veo las fotos de la primera vez que lo bañamos y me río de nuestras caras entre enternecidas y un poco aterrorizadas. Se vé que nos resultaba una aventura total, apenas llenábamos la bañaderita con un poquito de agua. Gracioso. Nos instalábamos en la mesada de la cocina. En las fotos también se ven el aceite de oliva, el aceto, los platos lavados en el escurridor. La cocina nos resultó el mejor lugar para empezar, cerrábamos puertas y ventanas, prendíamos las hornallas, nos moríamos de calor, pero estábamos tranquilos de que el bebito no iba a tomar frío.

La cara de Andrés parece decir: "¿por qué se hacen tanto problema si a mi me encanta bañarme?, ¡pongan mas agua en la bañadera por favor!".

Toda una decisión ¿en qué momento del día lo íbamos a bañar? Imaginábamos que si decidiamos bañarlo a la nochecita no saldríamos nunca mas a comer afuera, ya que era incuestionable la idea de que después del baño lo que sigue es acostumbrarlo a dormir. ¿Entonces dejaríamos de compartir cenas con amigos, salidas y demás hasta que consideráramos la remota posibilidad de dejarlo con alguien?. Cosa que en ese momento parecía que iba a ser nunca.
Esos primeros baños fueron bastante estresantes.

Andrés lloraba mucho cuando lo sacábamos del agua, asi que se me ocurrió envolverlo en el toallón y darle un poquito de teta para que sintiera confianza y bienestar. Lo que pasaba era que a esa edad muchas veces hacen caca cuando toman la teta, asi que terminaba con toda la colita, piernas y toallón sucios, estando recién bañado.

Hay algunos bebes que lloran cuando se los mete al agua, para eso puede ser una buena idea probar no sacarles la batita, bañarlos con algo de ropa les dá seguridad. Cuando son tan chiquitos la ropita les dá sensación de contención, y derrepente encontrarse desnudos y en el medio del agua les puede traer sensaciones de desintegración y por eso se asustan y lloran hasta que se los saca y son abrazaditos y vestidos. Dejarlos con algo que los cubra los contiene. En cambio hay otros que respiran felices y relajados cuando se los desnuda y les encanta estar reposando.

Si en esos momentos hubiésemos sabido que con el correr de los días íbamos a poder ir cobrando confianza y flexibilizando todo. Que nos ibamos a dar cuenta de que esas cosas no marcan caminos absolutos ni trascendentales. Pero en esos primeros tiempos pareciera que a cada paso se juega el destino de nuestro hijo. Querer hacer todo bien es incuestionable, de a poco nos fuimos dando cuenta de que lo más importante era estar tranquilos, relajados y que paso a paso todo se resuelve y todo llega.




A nosotros nos resultó mejor no ponernos ese tipo de normas fijas, y no necesitamos bañarlo siempre a la misma hora, ni siquiera bañarlo todos los días. Cuando son tan chiquitos creo que a veces es hasta mejor ni bañarlos. Por supuesto que dependerá de la época del año. No es lo mismo el verano en el que un baño puede ser un momento para tenerlo desnudito y refrescarlo, que en invierno cuando preparar el baño es toda una movida. Además los bebitos tan chiquitos que se pasan el día tomando la teta y durmiendo, muy sucios no pueden estar. Es cierto que algunos hacen caquita muy seguido, pero ni feo olor tiene si el bebe se alimenta a pura teta.


Los cambios de pañales, de ropa, las entradas y salidas del agua, todo hay que acompañarlo con palabras. Cambiarlos hablándoles, contándoles qué partes de su cuerpo estamos tocando, aprovechar para acariciarlos y decirles lo que estamos haciendo, jugando y con amor, es una forma de ir enseñándoles a armar su esquema corporal. Juntando las palabras con las sensaciones. Asi como cuando los levantamos para pasarlos de un lugar a otro, está bueno avisarles lo que estamos haciendo con sus cuerpitos.

El de la foto es Brunito al mes de haber nacido, los cuerpitos de los bebes son obras de arte de la naturaleza, son tan perfectos, me conmueven absolutamente.

2 comments:

  1. Anonymous10:05 AM

    Muy buena la foto, el bebé (Bruno) parece estar en situación de monje zen sorprendido por una intuición.

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  2. ¡Qué linda mirada la tuya anonymus!

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