El otro día encontré un artículo muy lindo: "El hijo como maestro" por Jack Kornfield (publicado en una revista Uno Mismo)
Transcribo algunas partes:
"... antes de ser padre sentía que en mi vida faltaba algo, que si seguía viajando y enseñando, algo se iba a secar dentro de mi.
... tener una criatura fue el resultado del deseo de mantener abierto mi corazón. No hay duda de que ser padre significa arder de pasión gran parte del tiempo"
"... en la crianza de niños hay dana, que significa dar con paciencia y entrega; y luego sila, que significa virtud. Como madres o padres, tenemos múltiples maneras de trabajar la virtud. Al principio se trata simplemente de saber decir que no a alguien, fijarle límites apropiados; y tendremos que decir que no miles de veces y aprender que es importante que seamos capaces de decirlo. ...
Claro que es posible encontrar hábiles procedimientos que no rebajen la autoestima del hijo ni le impidan seguir con sus exploraciones..., pero igual tendremos que decirlo"
"Quizás esto sea lo mejor que nos pasa con los hijos. Nos mantienen despiertos para que veamos el mundo de un modo renovado"
"Ser padres nos conecta con la Tierra, nos vuelve a poner en contacto con los árboles y la biología y nuestro cuerpo y nuestro corazón"
Me gustan esas palabras porque parecen dichas por alguien profundo y compasivo.
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