Wednesday, January 16, 2008

días tristes

ESCRIBIR ES SANADOR, siempre lo dijimos, lo siento y lo vivo asi.

Escribir es un arte, es poder transmitir intensidades con palabras, sujetarlas y hacerlas realidad.

Una vez más Alejandro me enamora con su posibilidad de decir. Quiero copiar en mi blog una columna que escribió en estos días en los que su mamá parece estar despidiéndose.

Él se fue a dar sangre, yo no puedo porque estoy embarazada. Los chicos están en el cuarto de al lado, recién escuché a Andrés que le decía a Bruno: "Bubu se está muriendo pero nuestra mamá no, asi que no te preocupes".

Los chicos nos hacen estar en el presente todo el tiempo, si los escuchamos no podemos dejar de acompañarlos en el detalle, en el cuidado, en la cotidianeidad de sus necesidades. Son tan realistas, ven las cosas tal como son, dicen lo que piensan, lo que sienten, sin miramientos. Expresan, abarcan, acompañan. Es bueno tenerlos cerca en estas circunstancias. Son la vida en su máxima expresión.

Apuntes desde terapia intensiva

Una especie de purgatorio. Un espacio pulcro, en el que las personas están en veremos, al borde de la nada, exhaustas, débiles, asistidas y controladas en todas sus funciones más elementales.

Una de ellas es la propia, la persona querida, aquella por la cual uno se interna en ese mundo que es casi ya una ausencia de mundo, en donde los que están es casi como si no estuvieran. (Y sin embargo uno mira por la ventana y ve árboles y personas, inocentes, no enteradas, que hacen su vida como si todo fuera para siempre).

La persona querida está pero no está, está en lucha o abandono, enchufada en un aparato que respira por ella, que la hace respirar, en el que se delega algo que ella supo hacer siempre, la base de su vida, la toma de aire, el ingreso del alimento constante, el intercambio sostenido con la atmósfera.

La persona querida está tal vez por irse, y uno se asoma a su cuerpo tirado en una cama articulada, que se mueve porque ella no puede, atada por cables y sondas, por su propia ausencia de animación.

Es su cuerpo, pero está invadido por un monstruo, por unas células que enloquecieron y decidieron un plan propio, insensatas que no saben que asi también ellas van a terminar mal, porque están matando el cuerpo del que ellas viven, locas que pretenden todo y trabajan decididas para lograr la nada. Van por un lado, por otro, son foquistas, quieren una revolución completa, lograrán que nada viva, que todo vuelva a nivel de átomo, de sustancias químicas recombinables.

Es una tragedia atenuada, es la tragedia de la vida, la inevitable, la de todos, porque el cuerpo que está por irse tiene ya ochenta y cuatro años. Si él o la postrada fuera joven (ni hablar de si fueran niños) terapia intensiva no sería un purgatorio sino la peor de las pesadillas. Pero esta vez es una pesadilla menor, porque ya se vivió, ya se hizo (lo que se pudo, como siempre), ya se sintió, se buscó, se encontró, se dio vida, se cuidó, se miró todo lo que pudo verse.

Los aparatos hacen ruidos, intervienen en el silencio que queda abierto en la inmovilidad de la persona. Se oye una respiración, medio persona medio máquina, y hay bips y vibraciones tecnológicas. Hay una boca abierta, como tirada, hay pelo sobre la almohada, tubos, sondas, líquidos que gotean para adentro y líquidos que gotean para afuera.

Si uno creció e hizo su vida, descubre que sobrevive perfectamente. Triste, sí; angustiado, a veces; pero instalado en una cotidianidad consolidada, fuerte, llena de afectos y de potencias, cargada de deseos, de felices contratiempos, de proyectos y de posibilidades. Uno no puede menos que sentirse traidor: ella tirada, yéndose, y uno con hambre o inquietudes, con amigos y con vidas nuevas. Pero, ¿qué sería no traicionar, irse también con el otro, abrirle todo el terreno a la muerte, dejarla hacer, extenderla, entregarle todo? Es una traición necesaria, o no es una traición, es precisamente la dificultad que hace arduo al momento, que impide que las cosas sean abordables con sencillez o con lógica.

Son momentos complejos, festival de emociones y pensamientos, de recuerdos y de consideraciones, de diálogos interrumpidos y de límites insoportables que tienen de todas maneras que ser soportados, porque no queda otra y porque es así.

Pongo mi mano sobre su mano y ella no la abre para recibirme. Cuando estuvo despierta me dijo andá, andá. Me duele más. ¿Si estoy te duele más? Sí. Me voy y vuelvo. Hablamos, como si nada, o sabiendo, como si todo. La quiero, pero la quise mucho más, cuando yo era apenas y ella era todo. Ahora yo soy tanto y ella tan poco; vidas cruzadas, una que viene y pasa y otra que se queda haciendo, una que te trae y te pone, que te habilita y te deja, otra que continua y sigue, no para siempre, para después dejar paso.

Es increíble todo lo que se aprende, todo lo que se ve, todo lo que se enciende cuando tanto se apaga. Era querida, criticada, cuidada, buscada, soportada, estimulada, sostenida, combatida y aceptada. ¿Qué se lleva? Mucho, pero tiene que irse. ¿Adónde? A ningún lado. No es un ir, es un terminar. Las vidas se cierran, no se van. El que se queda siente que se fue, porque no ve más al que estaba, pero el que estaba ya no está, en ninguna parte.

La tristeza no es la palabra final, ni tampoco la trascendencia impostada. Está todo muy mezclado, es trivial y gigantesco. Es amor, es alivio, es nuevo mundo, es como tiene que ser todo. Es una despedida imposible, al menos para mí, que no toleraría decir chau sabiendo que el otro termina. Sí, viven en nosotros, aunque de ellos no quede nada. Es uno que se acuerda y que los quiere, que los lleva y que los trae, aunque cada vez vayan apagándose más, y por suerte, porque es nueva vida la que surge en las ganas de los que quedan y miran para otro lado.

Si, me doy cuenta de que puede quitársele a la muerte una capa de tragedia que no es suya sino nuestra, que aparece cuando otras cosas no fueron bien vividas o no están pudiendo serlo. No es frivolidad ser capaz de no perderse, es haber logrado consistencia. No puede no haber dolor, pero no tiene porque inundarlo todo. El amor transita más estos caminos de aceptación compleja y exigente que los de un desconsuelo abismado.

Podría hacer un final grandilocuente, el tema lo sugiere. Es mejor terminar sobrios, eludir los efectos, quedarnos con lo nuestro. Vamos viendo.


3 comments:

  1. Anonymous5:49 AM

    Hola Ximena,leí tu post y... yo estoy andando por lo mismo, hace unos días murió mi papá y...buenoes muy trtiste y shokeante,por lo repentino...la sensación de orfandad que me quedó tal vez se vaya con eltiempo,
    Dante (3 añitos) me dice todo el tiempo:-"Mami,cuando te morís , ¿te morís?...juega con los muñequitos playmobil a que uno es el que se muere y llega una ambulancia y lo llevan...
    Alterno entre enojo,tristeza infinita,dolor en el pecho,ansiedad,miedo,...
    Siento que me soltaron la mano ,esa que los papás te dan para cruzar la calle,seguro,y me he quedado sola en medio de los autos,la gente,buscándolo.

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  2. ay ay ay ay, que maravillosos lo que escribió ale...no se...me hace acordar tanto a mis días en terapia con mi tía dorita... yo con la panza de 6 meses preguntándome si se cruzarían esas vidas en el aeropuerto...y viendo a la tía tan débil, tan maltratada por la tecnología, tan deshumanizada, que me arrepentí de dejarla morir en terapia, sola, sin nosotros...ytambién nos decía: andate, con la manito, no quería que yo la viera así...pero los últimos días tenía la mirada tan cansada, con ese respirados y esas sondas...sólo se movía incómoda y me pedía algo para la espalda, cambiarla de posicón, pero ningún enfermero me ayudaba, no era necesario para ellos, que crueldad! me despedí honrrando su cuerpecito viejo y sabio y rogando que se vaya a otro lugar a cambiar esa mirada, a bautizarla de amor y de alegría, a ver nacer a bisnieta desde la estratófera...a renacer en ella, en su nombre...
    gracias a vos y a ale por tan maravilloso relato

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  3. Anonymous6:55 AM

    Estos días mi abuelo - el papá de mi mamá - está mal, no tanto como la mamá de Alejandro, pero sí con demencia senil y falta de movilidad autónoma.

    Estas palabras son muy lindas porque saben expresar lo que muchos sienten ante lo que toca vivir.

    Se las voy a re-enviar a mi mamá, intuyo - espero - que contribuyan a sanar un poco...

    Besos y Gracias

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