Me encantó el libro "Elogio a la lentitud" de Carl Honoré porque su propuesta es muy interesante y es para tener en cuenta si uno quiere seguir viviendo cada vez mejor,
pero además porque tiene un rasgo importantísimo para mi gusto: presenta sus ideas y teorías sin criticar o menospreciar otras posiciones.
Ya en la facultad cuando estudiaba me caía re mal que para validar una teoría empezaran criticando y desvalorizando otra.
"Si tenés algo que decir decilo sin tener que destruír otra cosa" (digo yo)
En la Introducción plantea:
"debo dejar una cosa clara: este libro no es una declaración de guerra a la velocidad, ya que ésta ha ayudado a rehacer el mundo de manera extraordinaria y liberadora. ¿Quién quiere vivir sin Internet o los vuelos en reactor? El problema estriba en que nuestro amor a la velocidad, nuestra obsesión por hacer más y más en cada vez menos tiempo, ha llegado demasiado lejos"
Se me ocurre que la necesidad de ir siempre más rápido está muy ligada a la ansiedad, y como casi todos sabemos, la ansiedad no es otra cosa que una forma de manifestación de la angustia. Parar un poco, detenerse, es encontrarse con todo lo que no vemos cuando vivimos apurados.
Sigo con las citas:
"Cuando aceleras cosas que no deberían acelerarse, cuando olvidas cómo ir más lentamente, tienes que pagar un precio"
"A menudo realizar una tarea con lentitud produce unos resultados más rápidos"
"La filosofía de la lentitud podría resumirse en una sola palabra: equilibrio"
El equilibrio: ese estado tan necesario, deseado, buscado y tan difícil a veces de encontrar.
Hace unos cuantos años estaba yo muy ansiosa esperando cosas que no se concretaban y Alejandro en una carta me escribió:
"TENER PACIENCIA NO ES RENUNCIAR NI CLAUDICAR,
ES LLEVAR EL RITMO DE LAS COSAS"
¡qué frase sabia pensé!
Sabios son los entendidos en el arte de vivir.
A esperar se aprende.
Yo adolescente sentía eso de "no sé lo que quiero pero lo quiero ya" y "el que espera desespera"
y con tiempo y vivencias fui pasando de la desesperación a la esperanza.
En mi terapia con Raquel aprendí a esperar, ella me decía "bueno, esto es algo que vamos a tener que seguir pensando porque ..., ...", y sus razones eran buenas y aunque algo en mi se revelaba contra la propuesta, había otra parte mia que respiraba hondo y se daba cuenta de que la espera tenía sentido, y yo me quedaba procesando y esperando, reflexionando y entendiendo, pudiendo vivir estando más en mi. ¡Gracias Raquel!
Mi amiga Meri en esa época usaba un dicho sufí: "Cuando más lo necesites y menos lo esperes: llegará"
A ella su abuelita le decía: "todo llega" y ella me lo dijo a mi cuando estando yo en Londres extrañaba tanto, tanto, todo. Me hizo re bien.
Aprender a esperar es cosa de grandes pero hay que ir enseñándoselo a los chicos, de a poquito, lentamente.
ALIARSE CON LOS PROCESOS, CON LOS PASOS POR DAR, CON EL TRANSITAR
VAMOS VIENDO - VAMOS VIENDO - VAMOS VIENDO
Otra cita:
"Librar a la próxima generación del culto a la velocidad significa reinventar toda nuestra filosofía de la infancia, ...
Más libertad y fluidez de la educación, más hincapié en el aprendizaje como placer, más espacio para el juego desestructurado, menos obsesión por el aprovechamiento máximo del tiempo, menos presión para que los pequeños imiten las costumbres de los adultos..."