Estos días recuerdo algo que siempre dice Graciela "nada es tan importante que no pueda esperar un tiempo".
Sirve pensarlo en épocas de crianza y niños chiquitos. Salgo con los dos a la plaza y dejo tantos pendientes que no me reconozco. Todo mi tiempo es poco, no doy abasto, tengo cosas atrasadas, llamados por hacer, gente por ver.... Pero estoy con ellos y disfruto, siento que tienen otros tiempos.
Los chicos viven mas lento, se detienen en los detalles, miran las cosas, interrumpen cuando quieren decir algo, se atrasan para saltar una baldoza, se van para otro lado si algo les llama la atención, no tienen hambre si están entretenidos aunque sea la hora de comer. Me enseñan a redescubrir el mundo con su estilo sabio infantil.
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