Monday, March 12, 2007

Hacer terapia

Hacer terapia es como viajar por uno mismo. Si sos muy aventurero avanzás por lugares peligrosos, si sos valiente te metés un poco mas. Si estás cansado hacés un plan mas relajado. Hay viajes que sirven para tomar fuerzas, para verse uno desde otra perspectiva, en otro lugar, con otra gente. A veces llegás a lugares que no conocías y querés quedarte mas tiempo del que habías planeado, otras veces te querés ir rápido sin mirar demasiado.
Sirve para despertar aspectos dormidos. Ayuda a conocerse mejor. Ilumina zonas oscuras.
En el mejor de los casos la terapia individual puede llegar a ser una experiencia de tanta intimidad que es como volver a nacer (teniendo ya cierta práctica de vida), con una gran madre contenedora y posibilitadora (despojada de las pasiones de la naturaleza materna), que te ayuda a crecer y te despide con amor y sin culpas, cuando siente que estás listo para partir.

Hacer terapia de grupo es encontrarte con todos los hermanos, primos y amigos tan adorados como temidos, bajo la mirada de un padre sabio y sereno que observa, esperando el momento adecuado para intervenir. La terapia de grupo es una sopa de emociones, una catarata de kilombos. Es para eso, para que se armen todos los líos que se tengan que armar, para vivir con los problemas de todos los integrantes del grupo entremezclándose con los propios, anudando y desanudando, ovillando y desovillando, aprendiendo a resolver, compartiendo con otros y también quedándose solo.


Con todo mi cariño y agradecimiento a Raquel Duek (mi analista-madre suficientemente buena), a Carlos Vinacour (el terapeuta mas creativo y jugado que conozco) y a mis compañeros de grupo (trabajadores y comprometidos) Luis, César, Sara, Alejandro, Luz, Inés, Lucio y Sol.

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