ser terapeuta

Estoy en el bar, escucho una charla de mujeres jóvenes, están con sus niños,
ellas conversan, los chicos juegan en el lugar de entretenimientos que tiene el bar.

Me encanta escucharlas, hablan de sus terapias, de los distintos tipos de terapias que hicieron, de por qué un estilo terapéutico les sirvió más en una época y otro en otra, según la disponibilidad de tiempos, las ganas de pensar o no, comentan sobre enfoques más o menos directivos... diversas técnicas... con objetivos prefijados, con una apertura hacia lo que tenga que surgir...

Muy interesante, me darían ganas de grabarlas,
siempre pensando en juntar material para mi investigación sobre "las terapias",
tengo ganas de hacer un libro al respecto,
pero no tengo tiempo para ponerme a trabajar, sentarme, escribir, pensar, unos buenos ratos largos...

bueno, el tiempo ya vendrá...
por ahora elijo invertirlo en mis hijos, mis pacientes, en mis cuidados y amores de todos los días.

Le pido a una de ellas su mail para mandarle unas preguntas, le comento que me parece interesantísimo lo que dijo, buenísima onda ella.

Ser terapeuta es algo muy lindo, me nutro todo el tiempo,
doy y recibo,
aprendo,
tengo el privilegio de acompañar a la gente en sus procesos de crecimiento,
de descubrimiento,
de aventuras existenciales,
de ver cómo se comprometen y se juegan.

Algunas personas me preguntan si me parece bien que mis pacientes lean mi blog.

Sé que desde algunas perspectivas la intimidad del terapeuta tiene que ser un enigma.

Hoy puedo tener mi propia opinión de por dónde pasa el vínculo terapéutico, de su alcance y sus limitaciones, de qué hacer con la entrada de cierta intimidad propia en los tratamientos.

No hablo de mi con mis pacientes, pero sí me muestro humana y lo más auténtica que puedo.

Lo voy logrando en la medida que pasan los años, la experiencia y mi autoconfianza mediante.

Esta es mi realidad, soy una terapeuta de este siglo, tengo estas herramientas.
Siento que sirve usarlas, que la realidad que nos toca nos desafía,
que hay que ponerse a la altura de las circunstancias que vivimos.

Intento ponerlo a favor de todo lo que emprendo.

Estoy convencida de que lo que cura es el encuentro,
lo que se arma entre uno y quienes consultan y se abren.

Las teorías y técnicas son recursos, herramientas que acompañan, fundamentales, pero lo que cura es la relación y sus vicisitudes.

La continuidad, la experiencia de continuidad afectiva, reparatoria.
Todo lo que se despliega en ese tiempo, en ese circuito, en ese vínculo.
Lo que pasa, lo que surge y lo que no.

Lo que sorprende, lo que sobrepasa, lo esperable y lo que hay.

La escucha desprejuiciada, la atención plena.

El martes hice un seminario teórico - práctico de "Mindfulness", me encantó.

"Mindfulness": prestar atención deliberadamente, al momento presente, con aceptación plena.
pero este tema merece otro post.

¿Qué piensan?,
¿Para qué sirve la terapia?,
¿Qué importancia tiene la persona - terapeuta?

Espero con interés sus aportes.
Desde ya muchas gracias a los que siempre me acompañan y estimulan.