semana tomada

Hay dolores que no se pueden decir con palabras,

cuando nos tocan de cerca contactamos con todo lo que sí tenemos, con todo lo que sí podemos, con todas las boludeses por las que nos quejamos.

Se murió un papá de la Sala, estamos muy conmovidos,
cada cual con su estilo y cada uno con sus formas nos sentimos unidos y atravesados por el horror y la tristeza que estas experiencias generan,

y es la vida sí, así, ni más ni menos.

¿Cómo valorarla a cada segundo cuando la tenemos en nuestras manos?,

¿cómo honrarla sin dudar nunca de que solo por vivirla vale la pena?

Y la vida sigue.

Vamos en el auto y Bruno dice que tiene ganas de llorar,
entra a la sala y se comunica con Felipe en un juego de lenguaje de expresiones corporales que me maravillan absolutamente.

Andrés me pregunta cómo estuvo la reunión de padres y me conmueve con su sensibilidad.
Mañana se va de campamento y no cabe en su cuerpito de la emoción, la ansiedad y la mezcla de sensaciones. Le preparo sus cositas con todo el amor del que soy capaz.

Nació Caetana y todavía no pude ir a conocerla. Soy feliz de saberla sana y luminosa.

Asi va la vida, a veces más, a veces menos. Siempre intensa.