Estos tiempos en los que nuestra sensación es que quieren todo lo que no se puede, pareciera que buscan especialmente meterse en los lugares y con las cosas que piden un NO enorme.
Por momentos el NO es tan obvio que ni se cuestiona, pero depronto sentimos que no paramos de decirle a todo que NO, y ¡qué cagada porque está en plena etapa de curiosidad, descubrimiento y posibilidades de conquista!,
pero bueno ¿cómo hacer si todo lo que quiere es peligroso o puede generar destrosos?,
y bueno... pero está en plena etapa exploratoria y no queremos que se frustre demasiado, o que se asuste, o que se inhiba por de más,
¡¡qué difícil!!
En estos días estuve leyendo un artículo que me pasó Gra Scolamieri al respecto, muy interesante para pensar algo de todo esto que se nos viene encima cuando los chiquis comienzan a poder conquistar el mundo con todos sus sentidos.
Es alucinante ver la garra que le ponen, y aunque uno no se los banca más porque hay que estar re atentos todo el tiempo,
a la vez te maravillan con su avidez por descubrir y vivir y experimentar... y van por más, van por más todo el tiempo.
¡¡Felixito mi amor está terrible y mi paciencia anda muy cansada!!
El niño pequeño: del año a los dos años y medio:
"A veces afirma esta individualidad recién descubierta gritando "¡No! y "¡Déjame!" oponiéndose a su control y ayuda cada vez que surge un tema. Pero otras veces se aferrará a usted, llorará cuando salga de su habitación, extenderá las manos para que lo coja en brazos y exigirá, con la boca abierta, que lo alimente.
Su comportamiento intermedio es confuso para usted, pero es doloroso para él. Tiene que convertirse en persona por derecho propio, pero se siente más seguro si continúa siendo aceptado. Tiene que desarrollar gustos y versiones propias, perseguir sus propios fines, incluso cuando se contradicen con los de usted, aunque ese conflicto le parezca desesperadamente peligroso. Todavía la quiere con una pasión sin igual y depende por completo de usted para encontrar apoyo emocional. El imperativo del desarrollo de la independencia entra en conflicto con el imperativo emocional propio del amor.
Tratado como un pequeño, será rebelde. Tratado como mayor, será un quejica.
Hay un amino intermedio que le permite aventurarse, al mismo tiempo que le ofrecemos seguridades contra posibles "desastres", ayúdelo a probar, pero amortigue sus fracasos; ofrézcale una firme estructura para un comportamiento aceptable, pero de tal modo que no dañe su naciente sentido de ser dueño de sí mismo".
"Del mismo modo que el recuerdo de las cosas ocurridas en el pasado es selectivo, también lo es su capacidad para la premeditación. Aunque entiende que usted se va a trabajar al verla con el maletín en la mano, no prevé los resultados de su propio comportamiento. Si es capaz de subir esa esccalera de mano que tanto le atrae, lo hará. No puede pensar por adelantado en el problema de cómo volver a bajar. A menudo, las dificultades con la memoria y con la previsión se combinan para producirle problemas. Se le ha reñido una y otra vez por girar los botones de la televisión, pero cuando hoy se acerque al aparato no recordará los regaños anteriores ni preverá el próximo que se le avecina. Esos botones lo atraen como un imán.
Como no puede penar por adelantado, apenas es capaz de esperar para hacer lo que sea. Si quiere algo, lo quiere ahora, y sus gritos empiezan incluso cuando la ve quitar la envoltura del anhelado dulce. Incapaz de esperar por las cosas que le gustan, no soporta ni siquiera la pequeña incomodidad actual para estar más cómodo un poco más tarde. Gimotea desconsolado porque el dulce lo ha dejado pegajoso y, sin embargo, se
opone al paño húmedo con el que se le pretende lavar la cara y que le producirá alivio. Sólo tiene la posibilidad de vivir el momento presente".