siguiendo con temas de llantos

en estos días en los que mis chiquis andan muuuy movilizados, y yo también por qué negarlo, y los llantos son buenos compañeros...

me gustaron y me vinieron muy bien estas lineas del libro de Aletha Solter "Mi bebe lo entiende todo"

"A medida que se van haciendo mayores, los bebés lloran cada vez menos, y pueden pasar más tiempo sin llorar. Es posible, por ejemplo, que un bebé de un año siga necesitando llorar durante treinta o sesenta minutos diarios, pero sea capaz de contenter el llanto durante varios días, explotando después en un episodio de llanto o una rabieta de vez en cuando. Probablemente su hijo aprovechará para llorar los momentos en que usted esté relajado, atento y dispuesto a prestarle atención. Muchos padres que trabajan fuera de casa comprueban que sus hijos lloran más los fines de semana y recuperan las horas de llanto que les han quedado pendientes durante la semana.

Cuando los niños empiezan a hablar, muchos padres esperan que los llantos sean sustituidos por las palabras, y, en parte, es así. De todos modos, como ya hemos visto, el llanto puede obedecer a dos causas distintas: comunicar una necesidad o descargar tensiones. Al aprender a hablar, los niños pueden comunicar sus necesidades a través de la palabra, por lo que es cierto que los llantos que sirven para comunicar necesidades acaban siendo sustituidos por el lenguaje. Sin embargo, los llantos que sirven para descargar tensiones no son sustituidos por el lenguaje. Hablar sobre emociones dolorosas no es lo mismo que "llorarlas", es decir, airearlas a través del llanto. Por lo tanto, llorar no es cosa de bebés. Y no es adecuado pedir a un niño de dos años que está llorando a lágrima viva que hable, cuando lo que necesita es llorar.

Probablemente su hijo, conforme vaya creciendo, irá experimentando nuevas formas de estrés, por lo que seguirá necesitando llorar. Es importante que usted sea consciente que hasta los padres más afectuosos y que están más pendientes de sus hijos no pueden protegerlos del dolor ni del estrés. Su trabajo consiste en ofrecer a su hijo una proteción razonable para que salga lo menos perjudicado posible, pero también en parte en darle la oportunidad de que él mismo se recupere de sus heridas emocionales cuando le ocurra algo traumático o estresante. Si usted establece con su bebé una relación saludable y abierta a la expresión de las emociones desde el principio, su hijo seguirá contando con usted cuando se convierta en un adolescente para hablar sobre sus problemas y llorar en sus brazos. Esta aceptación continua e incondicional de las emociones que vaya experimentando a lo largo de su vida es uno de los mejores regalos que puede hacer a su hijo."