el poder de procesar

procesar situaciones traumáticas quiere decir:

poder hablar, decir, explicar, entender, llorar, sentir, darle vueltas, encontrarle matices,

volver a llorar y a sentir, y a revivir el momento y sentirse escuchado, comprendido, y que te entiendan

y volver a hablar de eso y volver a sentirse en el momento una y mil veces y todas las que sean necesarias,

pasar por ahí, entregarse, perderse,

perderse mucho hasta poder re encontrarse y salir,

incluso para tener que pasar varias veces por el mismo lugar con un poquito de distancia, pero cada vez un poco más lejos,

hasta que aparece un nuevo lugar por el que pasar y que aunque tenga alguna reminiscencia ya no es el mismo,

elaborar es eso: hablar, sentir, actuar y hacerse cargo de las consecuencias para volver a pensar, a hablar y a sentir,

y volver a hablar y compartir y sentirse más o menos acompañado, si es más mejor que si es menos,

escribir,

escribir y caminar cara al mundo ayudan mucho en la curación de escenas, situaciones, momentos, cosas, recuerdos (incluso legendarios, no importa).

La subjetividad es lo que cuenta,

somos sujeto, emoción, intimidad,

verdad jugada en los sentimientos más profundos,

imposibles de ocultar,

somos eso, estamos aca y vamos viendo,

hasta el que más oculta muestra sin querer o sin saber,

somos lo que somos, por suerte.

Me viene al corazón el poema de José Hernández:

Llegó con tres heridas

la del amor, la de la muerte, la de la vida,

con tres heridas viene,

la de la vida, la del amor, la de la muerte,

con tres heridas yo...

la de la vida, la de la muerte y la del amor.

Serrat lo canta hermoso.