mujeres - madres - hijas

Por esas cosas de la vida mi mamá está viviendo en mi casa por unos días. En este tiempo me encontré varias veces sintiendo que asi sí podría tener más hijos. Claro, vivir con una abuela en la casa aumenta las posibilidades de criar en muy buenas condiciones. Su ayuda es inmensa, las manos y los brazos se multiplican, y las energías de sostén emocional también.

Ahora entiendo por qué cuando las familias extendidas vivían en las mismas casas, o en el piso de arriba, o en la casita del fondo, las mujeres se animaban a tener más hijos. Ellas compartían las crianzas, aunaban esfuerzos, combinaban energías, tenían redes de sostén armados naturalmente.

De todas maneras me encanta la época en la que vivo, disfruto de poder tener criterios propios y autonomía para criar a mis hijos, prefiero siempre que seamos el padre y yo los principales a cargo de los chicos, y no cambiaría este forma actual por ninguna otra. Creo que todo tiene sus pro y sus contra, y vale sumar los pro.



Me fui de mi casa materna a los 19 años, asi que hacía bastante que mi mamá y yo no pasábamos tantos días juntas en convivencia intensiva. La verdad es que si bien elijo mi estilo de vida independiente desde pequeña, agradezco esta posibilidad que me está dando la vida de tenerla a mi mamá bien cerquita en este tiempo de crianza. Hago acopio de experiencia, aprendo cosas, amplío la mirada y disfruto de sentirme acompañada.



Siempre que me conecto con estos temas de diferencias generacionales de mujeres - madres - hijas se me viene el alma de Graciela y su mirada de mujer, madre, hija y persona que va profundo, y vuelvo a sentirla un referente, una maestra de vida, alguien que me ayudó mucho en la elaboración de estas cuestiones.