Monday, April 28, 2008

vibraciones DANIDAN


La verdad es que las obras de mi hermano están buenísimas, el viernes en la inauguración de la muestra sentí vibraciones especiales, sensaciones fuertes, tal como su nombre lo indica: "complicidad cósmica", no queda ninguna duda, fue un momento muy feliz,

encima después cenamos solos con Ale (bueno obvio lo más solos que podemos en este momento que es con Félix que todavía es parte mia, por eso digo solos, es una forma de decir) y la pasamos super bien.

Sunday, April 27, 2008

finde fatal

fin de semana fatal, el cumplemes se vino con una crisis de teta (la frecuencia de demanda aumentadísima) que me deja agotada y con la energía bajísima,

hijitos afiebrados, mocos, toses y dolores de cabeza nos acompañan,

esos días en los que todo parece imposible,

escenas temidas hechas realidad,

una conocida del barrio me dice "repetí el mantra: "todo pasa"", yo siento que no hay mantra que valga, que el mientras tanto me pasa por encima,

está difícil la cosa,

por suerte hay sensaciones tan poderosas que barren y renuevan,

por ejemplo ¿no es de las cosas más hermosas que hay en la vida acostarse y tener al bebito apoyadito encima, relajado, respirando suavecito, con ese olorcito que tienen ellos que es tan rico?

Monday, April 21, 2008

mi bebito quiere upa

El bebito quiere estar a upa y yo lo entiendo, calentito, sostenido, contenido, seguro, a salvo, sin sobresaltos demasiado invasores porque está agarrado por quien lo puede tener fuerte. Pero en muchos momentos no me alcanzan las manos, como ahora por ejemplo que escribo con una sola y me incomoda, aunque prefiero hacerlo, me siento mejor escribiendo.

Todos los expertos en tres hijos comentan que los brazos no alcanzan para tres, tenemos dos manos, cómo agarramos tres hijos. Y sí, es asi, aunque igual cada uno va teniendo lo suyo y nada es tan grave ni dramático si los padres estamos presentes, pero se siente eso de que no alcanzamos a agarrar a los tres a la vez.

Ayer le decía a Ale que cuando una mujer tiene un bebe le tendrían que crecer un par de brazos más, asi podríamos seguir haciendo todo y además tener al bebito a upa. O por lo menos a mi me gustaría que asi fuera, será por eso que ando con el bebe en la wawita todo lo que puedo.

Mi chiquito cumple el sábado su primer mes de vida y ya se pasa buenos ratos despierto queriendo estar encima la mayor parte del tiempo, como es de esperar y preferentemente encima mío. Le digo varias veces que no es hijo único, que tiene dos hermanos más que también requieren mis brazos, de otra manera claro, pero me piden, me hablan, me preguntan, me llaman "mirá mamá", "má, má mirá", "vení mamá", "acá mamá", entre otras cosas.

Oscilo entre sentirme tranquila sabiendo que les doy lo mejor de mi y todo lo posible, sabiendo que es bueno no poder todo, que la madre perfecta no existe, que "la madre perfecta es un garrón" (como me dijo mi querido terapeuta un día y me hizo tan bien, dicho asi), y entre sentirme agotada, agobiada, que no puedo, que no llego, que me canso, que no sé cómo hacer... y ahí vamos viendo...


Dar la teta es pura entrega, entrega total, entrega de una misma, del cuerpo, de todo, es estar disponible a pleno, full time, cama adentro, sin retiro. Mi bebito crece a teta libre. Teta que es mucho más que alimento, es certeza, cuidado, amor, lugar seguro y tranquilo.
La clave del momento es la empatía que se despliega cual aluvión arrasador, y una se siente absolutamente identificada con el bebito, con su fragilidad y su indefensión. Estado emocional difícil de sostener y de compartir, pero necesario para maternar a los recién llegados a este mundo en el que tienen todo por conocer.

Estar puérpera es estar sin defensas, por eso las lágrimas caen ante el mínimo roce emocional.

El otro día la abuela de Margarita me dijo emocionándose "un tercer hijo es un lujo", palabras exactas, eso siento, un privilegio. Porsupuesto ante este comentario tan sentido y acertado se me caían las lágrimas en el medio del pasillo del jardín de mis hijos, donde ya conocen este estilo mio de explícita sensibilidad.

Sunday, April 20, 2008

DANIDAN, mi hermano


Mi hermano expone en Praxis,

hace cosas lindas, locas, profundas...

los interesados pasen y vean...


(para agrandar la imágen clickear sobre la misma)

Tuesday, April 15, 2008

visiones de la mujer

Por sugerencia de Marce (fiel lectora y comentarista de mi blog) me fui a releer un artículo que escribió mi marido hace unos años, en el 2mil3, el año en el que fuimos padres por primera vez. Gracias Marce.

Es tan lindo, tan empático y sensible (como es él) que hoy quiero copiarlo en mi blog.



Visiones de la mujer

Todos hemos aparecido en el mundo a través del cuerpo de una mujer. Es una obviedad, pero es también un hecho impresionante. La mujer es la sede del ser, la Houdini de la existencia. El truco está en su interior, ella es la que manipula la llave mágica de la vida. Nosotros aportamos, sí, un poquito. El poquito aportado cobra sentido luego, cuando se desarrollan las etapas que avanzan hacia la madurez, es decir, a lo largo de todo el crecimiento de la criatura resultante, pero lo cierto es que miramos desde afuera, y en cierta manera desde lejos (a veces desde demasiado lejos) al proceso de todos los procesos. Hay que resignar mucho narcisismo viril y saber postergarse en lo esencial para acompañar en el rol segundón que nos toca, o para entender, superado el desengaño, que tampoco somos tan superfluos, ya que en definitiva para que las cosas salgan bien debemos hacer aportes amorosos indispensables.
En psicoanálisis se dice que es el hombre el encargado de poner la ley. Sí, ponerla, como si fuera un aderezo para la ensalada o peor, un órgano sexual. El hombre pone la ley cuando le dice al hijo o a la hija: pará con tu demanda infinita que acá estoy yo, la que llamás mamá es también mi mujer y no sólo tu madre, y la necesito mía. La ley la pone hacia los dos lados, hacia el lado del recienvenido, que querría muchas veces que el molesto protector masculino no existiera, y hacia el lado de la madre, a la que también hay que límitar en su desmedido amor de crianza porque corre el riesgo, dada su abundancia, de malograrse. La ley se pone porque lo que se pone es un límite. El límite estructura. El límite arma. El límite deshace el imperio de la ilusión, que se prolonga como el sueño de un todo y un siempre. Le muestra al nene o nena que es un ser que deberá crecer, y a la enamorada madre que su producto no le pertenece sino que es un ser en sí mismo. ¿Es la mujer un ser de impulsos abundantes que tolera mal el límite y la medida? Sabemos que no. Podríamos verla como siendo en su afectividad sin reparo la encargada de la dimensión irracional y expansiva del universo humano, pero también es ella, muchas veces, más capaz de ley y de límite que su par masculino. La ley, para el hombre, -siempre entendida desde este punto de vista de límite y reconocimiento de realidades que someten pero ordenan (la poda del mundo)- es la que le permite mermar el de otra manera excesivo idealismo masculino, ese que desconoce la forma de la realidad, que lo hace extraviarse en los absurdos vericuetos viriles de la historia, la especulación filosófica y la guerra.
Gracias a la maternidad que está en su destino, la mujer madura más fácil y más rápidamente que el hombre. Está más pegada a las cosas concretas, porque su cuerpo mismo engendra al otro y porque al hacerse cargo de la minuciosa y constante atención que ese nuevo ser exige llega a reconocer el territorio de la realidad de manera lo más eficiente posible. La mujer está más directamente relacionada con la forma objetiva del mundo. El hombre vuela, y en su vuelo muchas veces se pierde y se va. La mujer madura porque debe hacerlo dadas la dinámica de su propio despliegue, ella debe reconocer cómo son las cosas ¿Cómo son? La nueva personita llora y quiere comer, necesita ser cambiada, necesita atención, constante. No florece sin amor, no avanza, no prospera sin un cuidado permanente. Estos procesos la llevan a tener que vencer su posible inercia, su fiaca, la humana tendencia espontánea hacia el extravío o la dejadez, y ponerse al servicio de algo que tiene sus reglas más allá de toda intervención imaginaria. El ser concreto patalea y pide, o exige, y hay que dejar la realidad imaginada para volcarse a la verdad de las necesidades impostergables.
Muchas mujeres (y también muchos hombres) se resisten frente a la idea de que el hecho de la procreación sea considerado tan importante en la vida femenina. Piensan que al hacerlo estamos descuidando el hecho de que ellas están para mucho más que eso. ¿Les parece poco? ¿O esta visión un poco feminista es ya caduca y hemos aprendido a reconciliarnos con el tema y a entender que ese hecho es por mucho de una trascendencia y un valor imposible de superar? ¿Es cierto que la cultura humana ha ido acercándose al reconocimiento de esta verdad enriquecedora?
Spinetta dice en una canción que la mujer tiene "un ojo que mira al magma". Es una visión al estilo Castaneda, autor de la saga en la que el indio yaqui Don Juan despliega una interpretación del mundo muy antigua y particular, y muy distinta de la nuestra. Ese ojo que mira hacia abajo es aquel por donde el laboratorio femenino de la creación recibe -como dijimos- el detalle masculino con el que luego ella hace la difícil tarea de producir una persona. Pero es un ojo, parece, que está al mismo tiempo atento a la sustancia bullente que la tierra encierra, cargándose de un impulso y una determinación profunda. Como si la mujer estuviera siempre atenta a ese caldo central del planeta, su núcleo enterrado e hirviente, y recibiera de allí sensaciones y certezas que los hombres no logramos percibir. La idea postulada, presentada en la frase citada en términos poéticos, es que la mujer posee una relación particular con la existencia, distinta de la masculina, y que esa relación es de alguna manera más básica, lo que la haría poseedora de una percepción dotada de una densidad valiosísima . El ojo que su propio cuerpo es ve la existencia de una forma especial y poderosa. Supongamos que esto nos llevara a sostener que la mujer es más animal que el hombre. Ser más animal no significaría de ninguna manera estar más bajo en la escala evolutiva, ni carecer de dotes refinadas, señalaría más bien una diferencia que debemos pensar como una distinta forma de ser, como si en la gama de vibraciones o de magnitudes ontológicas de consistencia ocupara una dimensión de otro tipo. La mujer es entonces tal vez la que nos permite entender lo animal humano, la que nos pone frente a los ojos el carácter orgánico de todas nuestras complejidades, y la que nos enfrenta con la oportunidad de corregir una racionalidad que muchas veces no sabe acotarse y encontrar su justo lugar. La mujer sería así una especie de maestra de la existencia, o en todo caso, la que expresa una forma humana a la que debemos estar siempre auscultando para ajustar la mirada, tanto para el intento humano de conocer, como para el de vivir lo más felices posibles como individuos.


Alejandro Rozitchner

Ejemplos para no imitar

Los invito a pasar por el blog de Sophie y ver en "Ejemplos para no imitar" el impresionante video llamado "Children see, children do".

Es clarísimo: criamos con el ejemplo, los chicos aprenden y copian lo que ven. Somos los padres sus modelos básicos, el primer estilo que conocen, las formas originales.
Aprenderán a ser felices si nos ven felices, a quererse a sí mismos si nos queremos a nosotros mismos, a valorar y a cuidar la vida si nosotros les mostramos cómo hacerlo.

Más autoconciencia y menos mensajes inconsistentemente bien intencionados, eso creo que necesita nuestra sociedad.


RESONANCIAS

Me conmueven mucho los testimonios que me dejan en los coments sobre el posteo de "Puerperios".
Es fuerte la energía que se genera cuando se comparten sensaciones intensas, intimidades.

Otros hijos, hermanitos apoyando y resonando con la emocionalidad alterada de las madres, acompañando los puerperios, las oscilaciones anímicas.

Son fenómenos tan poderosos y formativos de la afectividad de nuestras parejas, de nuestros hijos. Aprendizajes para la vida. Experiencias familiares en las que todos quedamos involucrados. Se incluyen abuelos, amigos cercanos, maestros de nuestros hijos, la gente que ayuda en casa.


La soledad de la que hablamos trasciende las companías, las presencias, las ayudas. La soledad que se experimenta en los puerperios es la que nos pone cara a cara con la finitud, es la que nos confronta con nuestra condición de ser humanos. Es una soledad que merece ser vivida y sentida. Pobres son los que se la pierden, evitarla es casi miserable, es no poder honrar la vida que nos toca.

Hay modos de no encontrarse con esta soledad, hacer de cuenta que nada es tan intenso, ponerse rápido en otro plan, colgarse del que tenés al lado y agotarlo, creer en alguna cosa sobrenatural y varios etc. que no vienen al caso.

Escenas imborrables y conmovedoras:
La carita de Andrés cuando lo tuvo a upa a Félix por primera vez.
El "¡mami!" de Bruno cuando lo fui a buscar al jardín después de varios días post nacimiento.
Ale en la cama con cada uno de un lado y el bebito encima, todos pegaditos.

Hay momentos de caos y desesperación, pero también hay muchos de plenitud, de expansión personal y existencial increíbles.

Sunday, April 13, 2008

PUERPERIOS - Laura Gutman

De su libro "Puerperios y otras exploraciones del alma femenina", las palabras de Laura Gutman, más que acertadas en este momento, palabras justas que describen sensaciones muy profundas.

"El puerperio es un estado emocional ligado a la alteración de la conciencia.

El puerperio, como realidad emocional, persiste mientras continúa la fusión emocional. Es decir, los dos primeros años. Mientras navegamos en el "yin" del mundo sutil del bebé.

La conexión con los mundos sutiles nos ofrece herramientas fabulosas. Percibimos lo que es invisible para los demás. Sentimos lo que otros no sienten.

Las mujeres que se entrenan para sumergirse en el mundo emocional fusional aprenden la dulzura de sus aguas, la fluidez del contacto y el susurro de los pájaros. No hay apuro... Todo niño bien maternado tendrá curiosidad por explorar el mundo después de los dos años de edad.

Es ese tiempo lento, pasivo, sin bordes, sin apuro, sin horarios. lo que posibilita el maternaje. La supervivencia de la especie depende de la capacidad de fusión ligada al silencio y a la pérdida de referentes externos. Tiene que ver con el agua, la noche, la lluvia y las estrellas. Con la quietud, la imaginación, el mundo onírico y la más increíble resonancia con la inmensidad del universo.

Los tiempos fusionales son tiempos regidos por las necesidades y demandas del bebé, que "no tienen explicación" y que parecen no acabar nunca. Son tiempos interiores, cálidos, seguros, curvos, suves, silenciosos. Son tiempos de la sombra, regidos por mundos sutiles, por las emociones, el contacto, los abrazos, la leche, los fluidos, el calor, los excrementos, el cuerpo a cuerpo."


Personalmente quiero agregar que son tiempos exigentes, difíciles, contradictorios, ambivalentes, en los que el contacto con los otros por momentos se complica bastante.

No es fácil, cuando hay hermanitos chiquitos a los que también cuidar y sostener, entrar y salir de los estados fusionales, hasta puede resultarnos agotador y por momentos sentirnos en encrucijadas imposibles.

Las sensaciones de soledad a veces son enormes incluso y paradójicamente siendo que tenemos varios niños alrededor.

La vulnerabilidad que se siente es inmensa, el horizonte se desdibuja permanentemente, podemos llegar a sentirnos absolutamente perdidas más que nunca en este mundo.

Problemas de mujeres

Todos tenemos temas preferidos, esas cuestiones sobre las que nos gusta pensar-sentir- elaborar, tener ideas, ir y venir tejiendo y destejiendo planteos, teorías y demás.
Uno de mis temas favoritos es: SER MUJER.

Estoy empezando a armar un proyecto que tiene que ver con esta problemática, la femenina.

Algunas primeras preguntas:

¿qué problemas tenemos las mujeres, problemas particularmente femeninos?,

¿qué cosas nos pasan a nosotras que nos conflictúan?,

¿cuáles son nuestros temas de preocupación, nuestras situaciones difíciles?,

¿qué situaciones enfrentamos que tienen que ver con nuestra condición de ser mujeres?,


Desde ya otras preguntas, respuestas, comentarios y sugerencias serán muy bienvenidos y agradecidos.

Wednesday, April 09, 2008

"hay que poder soltarlos"

Hoy tomé un cafecito con una amiga, muy amiga de hace mucho, de mucho compartido, de experiencias vividas de cerca, de intimidades, de todo tipo de momentos, de conocernos a fondo.

Hablando de los hijos y las formas de ser madres me dijo algo que me recordó momentos vitales menos fusionales, que me refrescó, me animó y me alivianó, "hay que poder soltarlos". Gracias Su.

Y es tan asi, a los hijos les hace bien para la vida que una los suelte cuando hay que hacerlo, soltarlos con amor, con la convicción de que ellos van a poder, de que una ya les dió los recursos o se los va dando junto a la experiencia, la companía, el sostén.

En estos tiempos de tanta fusión con mi pequeñito, me ayuda, me sirve, me hace bien saber que los otros dos ya me tuvieron siendo una con cada uno de ellos el tiempo necesario, ahora me necesitan diferente, cada cual lo suyo y yo con todos, ojalá que lo suficiente para cada uno.

Querer que no sufran es un ideal imposible, además de que en realidad es mejor que sí sufran y encuentren en mí colchón y consuelo, y aprendan que sufrir no es tan grave tampoco, obvio en un contexto amoroso.

Bueno... esas cosas...
...mucha teta, mucho amor, nenes muy movilizados que demandan y reclaman,

mucha mamá enamorada, enérgica y agotada y...
mucha familia y recuerdos y aprendizajes que se resignifican.

Monday, April 07, 2008

recuerdos significativos

Cuando era muy jóven aún, todavía iba a la facultad y vivía sola, trabajaba de recepcionista en una importante agencia de publicidad. Mi tarea era vérmelas con un gran conmutador del que entraban y salían llamadas de todos lados. Yo debía hacer que las llamadas llegaran a buen destino, en los casos de directores, gerentes y jefes tenía que conectarlos directamente con quien los buscaba, previo preguntar porsupuesto si querían atender. Para empleados no tan importantes podía pasar directo el llamado a su oficina, que atendieran el interno y se encontraran con quien los buscaba quisieran o no, bueno o se arreglaran entre compañeros para filtrar encuentros. También de mi dependía dar línea a muchos internos, no todas las oficinas tenían vía libre para tomar línea, algunas sí. Los de mayor jerarquía también podían pasarme los números y encargarme que consiguiera a quien querían ubicar y los comunicara sin esperas mediante.

Además de estas funciones obvias y lógicas de un conmutador, después de unos meses empecé a descubrir otras posibilidades. Una de ellas era que se podía apretar un botoncito y escuchar conversaciones telefónicas sin que nadie se diera cuenta. No se lograba en todas las conexiones, dependía de los internos y de ciertas líneas, o sea, había combinaciones que nunca entendí cuales eran que se tenían que dar para poder interferir la llamada. La verdad es que no me dedicaba mucho a hacerlo, esto de escuchar conversaciones ajenas en el medio de tanto laburo no era ni muy cómodo ni muy posible, se me daba de vez en cuando, a veces de casualidad, en general no enganchaba nada demasiado interesante, y cuando tenía espacios con poca carga de llamadas aprovechaba para leer, estudiar o hacer mis propios llamados.

Toda esta introducción para contar que un día escuché sin querer una conversación que me conmovió profundamente, era de un director de cuentas al que lo había llamado su mujer. Ella acababa de tener un bebito y creo que tenían uno o dos hijos más, ella lloraba desconsoladamente y le hablaba de cuestiones hogareñas, él no podía mucho decirle nada, seguro imbuído en algún quilombo de laburo, de cuentas, de clientes. Ella sonaba quebrada, necesitada, bastante indefensa, a él se lo escuchaba desbordado, hinchado las pelotas y sin saber mucho qué hacer ni qué decir.

En ese momento yo no entendí demasiado nada qué les pasaba, pero siempre me acuerdo de esa comunicación que me resonó como un momento muy especial de esa pareja, intenso, fuerte.
Hoy entiendo de todo corazón lo que tanto me impactó de esa conversación, comparto, siento, acompaño esas sensaciones indescriptibles de hombres y mujeres en plena crianza.

Esta tarde no está siendo fácil, el bebito quiere teta y upa como corresponde, los dos chicos están bastante angustiados, yo cansada, no hay propuesta que valga, creo que la fórmula es resistir, como diría Winnicott.

Saturday, April 05, 2008

Primeros días de Felix

Escribo con una mano, con la otra sostengo a mi paquetito de amor. Es un cachorrito tan chiquito y suavecito que no lo puedo creer. Por tercera vez me pasa que solo de mirarlo lloro. En nada le quita intensidad al momento su ser el número tres, más vale todo lo contrario. Sí, sirve la experiencia, sirve de mucho. Es tan lindo tener este hijo que me encuentra con unas cuantas cosas sabidas, y porsupuesto muchas por descubrir.

Son pocos los preciados momentos que tengo para estar sola con él, casi siempre hay uno o dos niños más dando vueltas cerca nuestro, llenando los vacíos que se abren en este tiempo de ánimos puerpereales indomables. Hermanitos que lo miran, lo tocan, lo quieren tener, besar, apretar, conocer, mientras Felix toma teta, observa, siente, duerme y reconoce su cuerpito inaugurando funciones en esta nueva dimensión.

Ser mamá de tres en principio me expande el corazón de amor y luz, una inmensidad de emociones fuertes, enormes, nuevas, me invaden y me tienen impactada. Lo otro que me dá es mucha, pero mucha mucha sensación de responsabilidad, que hasta me asusta de tanta que es.

Lo cierto es que los días pasan y ningún momento es tan caótico ni tan grave como imaginé, por lo menos por ahora. Como suele suceder, cuando las cosas se viven y se atraviesan no son tan terribles como en las temibles fantasías.

La naturaleza es tan sabia que hace que los chiquitines recién salidos de la panza duerman mucho en estos primeros tiempos, entonces sus apariciones cortas nos van dando tiempos y ritmos para que sus hermanitos se adapten a él.
Es el mismo fenómeno que se dá durante el embarazo en los cuerpo de las mujeres, de a poquito nos vamos acostumbrando a ese sercito que cada vez nos ocupa más espacio hasta que tiene que salir y queremos que salga.
Sale y nos sentimos tan vulnerables como ese chiquito, indefenso y frágil del que ahora y para siempre somos madres.

Extraño la panza claro, a pesar de que a lo último una no pueda más con su cuerpo agigantado, tenerlos adentro se extraña. Nada de todo esto que nos pasa a las mujeres es racional, ni tendría porque serlo y es parte de la maravilla que nosotras experimentamos. Hace diez días tenía a mi bebe en la panza, hoy ya está afuera. Es difícil para algunas personas entender el atravesamiento que sentimos las madres recién nacidas, que quedamos sumergidas en estados de ánimo raros por un buen tiempo hasta que logramos reconectar con el mundo regular de todos los días.

Lo más intenso de la maternidad, lo más sublime y misterioso que tiene es lo cerca que nos pone de nuestros aspectos salvajes, lo mucho que nos conecta con nuestra animalidad, con las formas más instintivas que las mujeres somos capaces y afortunadas de tener.


Honrar este momento es llorar cuando tengo ganas, tener al bebito encima lo más que puedo, sumergirme en los abismos que siento, entregarme a esto, dejarme ayudar, no preocuparme mucho por los que no entienden este tiempo y agradecer por siempre a los que a pesar de todo esto me bancan con amor.